Copito de Nieve murió en el Zoo de Barcelona en 2003, pero casi 20 años después podría resucitar en la misma ciudad. El último gorila albino del mundo (aunque tuvo 21 hijos, ninguno heredó su albinismo) falleció debido a un cáncer de piel después de haberse ganado el cariño, pese a su carácter huraño, de la gente, sobre todo de los niños, para quienes su trágico adiós supuso un shock.
Ahora, Barcelona se plantea un homenaje a Copito de Nieve en forma de robot gigante de 3 metros de altura. Y lo hace por la iniciativa de Eduardo Bare Fernández, que ya ha sumado más de 26.000 firmas de apoyo en Change.org. "Si tenemos calles y estatuas de generales, políticos e incluso guerras, ¿por qué no una de Copito de Nieve, el gorila albino que emocionó a varias generaciones?", expone Bare, catalán de 47 años, en su mensaje en la plataforma.
La iniciativa trata de sacar del olvido a un animal que, tras ser portada en la revista National Geographic, se convirtió en un embajador mundial de Barcelona. Tras su muerte, varios alcaldes de la Ciudad Condal prometieron que le dedicarían una calle o algún tipo de homenaje. Pero quedó en nada.
Según explica El Confidencial, Eduardo Bare ha presentado al Ayuntamiento de Barcelona un proyecto de la mano de la empresa de innovación Aquí Houston para construir un robot de 3 metros de altura pero con las proporciones de Copito de Nieve, que medía 1,67 metros. Al parecer la idea ha sido muy bien recibida por el Consistorio de Ada Colau.
La figura, una escultura en movimiento que costaría cerca de un millón de euros, se situaría en el Zoo de Barcelona dentro de una cúpula e interactuaría con los visitantes imitando gestos predeterminados.
El gorila albino llegó a España en 1966 siendo una cría. Tras ser abatida toda su familia en Guinea Ecuatorial (les culpaban de destrozarles las cosechas), un cazador español se dio cuenta de que agarrada a la espalda de la madre muerta había sobrevivido una cría albina. La vendió por 15.000 pesetas al primatólogo Jordi Sabater Pi y un mes después fue trasladada a Barcelona.
Un año después fue portada de National Geographic, donde bautizaron al gorila albino como Copito de Nieve, nombre que adquirió ya para siempre, hasta su muerte, con cerca de 40 años de edad, tras ser eutanasiado ante la agonía irreversible que estaba padeciendo debido al cáncer en la axila.