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Cosas de Cortés y Moctezuma

La nueva presidenta de México y no quiere al rey español en su toma de posesión. Claudia Sheinbaum exige, como antes Andrés Manuel López Obrador, las disculpas del monarca por la explotación de los pueblos indígenas. A cambio, el gobierno español, enmarronado hasta las cachas en un debate que ni le apetece ni le renta, ve cómo parte de sus socios y de sus entretelas -Sumar, Podemos o EH Bildu- corren a nutrirse de espíritu redentor en el cuarto país más peligroso del mundo -en atención a sus cifras de criminalidad y homicidios mafiosos- hasta cuadruplicar la tasa de asesinatos de Estados Unidos, que tampoco en esto no está para dar lecciones. El Estado no rige en amplias zonas del país porque el narco mata más, alimenta más y, en definitiva, manda más. Riega de polvo blanco al vecino del norte y, a cambio, éste cierra sus fronteras y deja a cientos de miles de descendientes de los mayas, los aztecas y los toltecas expuestos a la explotación mafiosa, el esclavismo del siglo XXI.

Con ese panorama, es hasta lógico que un mandatario mexicano oriente la mirada de sus votantes lejos de los más de 40.000 de homicidios del pasado año, hacia el cruel asesinato de Moctezuma a manos de Cortés hace cinco siglos atrás, al genocidio perpetrado por los “conquistadores” y a la incuestionada explotación de los indígenas a manos del reino de España, durante 300 años. Convendría revisar la perpetrada por los gobiernos mexicanos durante los últimos 200, pero en su descargo hay que admitir que hace tres años el propio López Obrador pidió perdón al pueblo yaqui por esto último. El absurdo y hueco debate distrae pero no resuelve. Y, a este lado del charco, inflama el tono de aguerridos discursos patrioteros de ese nacionalismo español que también dirige sus soflamas a las entrañas de la gente sin pasar por su cerebro. Son un éxito, a mí me las remueven hasta el vómito.

01/10/2024