El hidrógeno verde o renovable se viene postulando en los últimos años como un combustible fundamental para sustituir a los combustibles fósiles en aquellos sectores que, hasta ahora, eran más difíciles de descarbonizar, así como por su contribución en la lucha contra el cambio climático.
Actualmente el hidrógeno representa menos del 2% del consumo energético en Europa y se utiliza sobre todo para producción de productos químicos, como plásticos y fertilizantes. El 96% de este hidrógeno se fabrica a través de gas, lo que supone grandes emisiones de CO₂.
La estrategia de la Unión Europea explora el potencial del hidrógeno para ayudar a la descarbonización de manera eficiente. Con ese objetivo, la Unión va a destinar mil millones de euros a la iniciativa Clean Hydrogen Partnership en el periodo 2021-2027; complementada con, al menos, la misma cantidad de inversión privada. La misma idea postula el Ejecutivo vasco, al señalar que la creación de un ecosistema del hidrógeno es una inversión de primer orden en Euskadi que va a permitir avanzar en la descarbonización de los sectores de la energía, industria, servicios y movilidad.