Poco después de desayunar y de ser informados de los peligros que entraña el río Bidasoa, abandonaron el recurso. Para las 9.30 horas no quedaba ayer miércoles ninguna de las catorce personas que pasaron la noche en el centro Hilanderas de Irun. El número de migrante se ha ido reduciendo en un 20% durante el último año, con un total de 6.253 personas atendidas. Un paulatino descenso del que emerge la realidad creciente de uno de los colectivos más vulnerables: el millar de mujeres que utilizó el recurso de Irun, según recoge el balance de actividad de 2022 presentado ayer miércoles.
Fuentes del Gobierno vasco confirman a este periódico que este nuevo perfil “ha dejado de ser algo puntual”, y ponen el acento en el medio centenar de migrantes que durante estos últimos meses viajaba con menores a su cargo. “No quiero, ni puedo imaginar el sufrimiento de estas mujeres en su viaje. Una travesía dura, cruel y violenta para todas las personas, pero especialmente para las mujeres”, remarcó ayer miércoles Nerea Melgosa.
La consejera vasca de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, que cumple un mes en su nuevo cargo, se estrenó ayer miércoles al frente de la Mesa de Coordinación Interinstitucional para la Atención Urgente a Personas Migrantes en Tránsito, que celebró en Irun su reunión anual en la que Cruz Roja presentó los datos del año pasado.
Durante el encuentro de este organismo liderado por el Gobierno vasco para organizar los flujos migratorios –con presencia de la Delegación del Gobierno, los ayuntamientos de Irun y Hondarribia y diferentes entidades del tercer sector– se puso de relieve que son 1.063 las mujeres atendidas el año pasado en el recurso de Hilanderas I de Irun, que forma parte de un programa del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. “Todas las personas merecen un trato humano y cercano, un poco de calor, de empatía y de cariño; pero estas mujeres lo necesitan más”, incidió la consejera, que visitó los dos centros de la localidad fronteriza para personas migrantes en tránsito. El de Hilanderas I, y el anexo, el nuevo recurso financiado por el Gobierno Vasco, un local de refuerzo que no fue necesario activar el año pasado y que solo se abrió de manera excepcional para la acogida en tránsito de personas refugiadas procedentes de Ucrania.
Wifi y cargadores
Ambas instalaciones cuentan con literas, taquillas, wifi, comedor y esos cargadores de móvil que las personas migrantes necesitan tanto como alimentarse. El personal de Cruz Roja explicaba ayer a la consejera que, a pesar de sus complejos relatos de vida, se trata de personas que “siempre se muestran amables, disciplinadas y ayudan a recoger”. En unas baldas del local podían verse juguetes con los que los más pequeños suelen entretener la espera. Un recurso específico en el que sus madres recuperan fuerzas. Una realidad, la de las mujeres migrantes, que se ha podido constatar recientemente en la novena misión del Aita Mari.
Lo que ocurre en el Mediterráneo central acaba teniendo su correspondencia en el paso fronterizo de Irun, y en las dos operaciones del barco de rescate humanitario se ha puesto a salvo a 22 mujeres, al menos tres de ellas embarazadas, junto a una quincena de menores de corta edad.
El incremento del flujo de llegadas registrado en verano de 2018 evidenció la necesidad de dar una respuesta “ordenada, rápida y eficaz” en la atención a esta realidad social. El Gobierno vasco impulsó entonces la Mesa de Coordinación Interinstitucional para la Atención Urgente a Personas Migrantes en Tránsito, que ratificó ayer el Plan de Contingencia aprobado. Melgosa puso en valor el compromiso de las entidades sociales y agentes del tercer sector de Euskadi, ya que “sin su trabajo nada de esto sería posible”. La consejera tuvo palabras de recuerdo hacia Ibrahim Diallo y Abderramán Bas, los dos jóvenes que perdieron la vida el año pasado intentando cruzar el río Bidasoa. “Sus muertes deben remover conciencias”, expresó. El senegalés Diallo, de 24 años, falleció ahogado en aguas del río Bidasoa el 12 de marzo. Bas, de Ginea Conackry y con 25 años recién cumplidos, se convertía el 18 de junio en la novena víctima.
Balance 2022
6.253
Personas migrantes. Cruz Roja presentó ayer a la Mesa de Coordinación Interinstitucional para la Atención Urgente a Personas Migrantes en Tránsito el balance de actividad de 2022. Así, tal y como han referido, el pasado ejercicio atendieron a un total de 6.253 personas; un dato que, comparado con el año pasado, supone un 20% menos de llegadas. De ellas, el 78% eran hombres; el 17%, mujeres, y un 5% eran menores. El registro refleja que el primer trimestre del año fue el de mayor flujo, rondando una media de 850 llegadas; mientras que la asistencia se reduce a lo largo del año prácticamente a la mitad. No obstante, Irun sigue siendo un recurso de referencia para las personas migrantes.
24
Edad. La edad media de las personas que acuden al recurso de Irun es de 24 años en hombres adultos y 27 años en las mujeres adultos; mientras que los y las menores rondan los 4 años en el caso de los chicos y 5 años en el de las chicas. En cuanto a la procedencia, Guinea Conakry (37%) y Costa de Marfil (25%) representan las nacionalidades más frecuentes, suponiendo el 62% de las personas que usan el recurso. Les siguen Sudán (9%), Mali (8%) y Senegal (5%).