Con una población cada vez más envejecida en Euskadi, un centenar de expertos de todo el Estado, hematólogos, geriatras y personal de enfermería, han debatido en la capital vizcaina el abordaje de los cánceres de la sangre o hematológicos, muy frecuentes en los mayores, y los últimos avances en las terapias.
Con el inevitable envejecimiento demográfico, estos cánceres hematológicos se están disparando.
Sí, casi todas las enfermedades hematológicas van aumentando con la edad. Y si cada día la sociedad está más envejecida, ya que somos el país con la esperanza de vida más larga después de Japón, pues esto provoca que veamos cada vez más cánceres. Pero no solo vemos más, sino que al estar mejor tratados, porque se les puede tratar sin quimio, pues también mueren menos.
El desafío ahora es tratar de curar estas enfermedades sin utilizar quimioterapia.
Sí, el objetivo es buscar dianas terapéuticas para que, con anticuerpos monoclonales, o inhibidores de proteínas, intentar dar a los pacientes tratamientos que puedan ser curativos. Otro tema es ofrecer alternativas a estas personas, que por distintos motivos, acaban estando anticoaguladas, es decir, gente que, por ejemplo, toma el clásico Sintrom.
¡Ah, el Sintrom!, un viejo conocido de muchísimos adultos mayores.
El problema que tiene el Sintrom es que es un tratamiento de por vida, que requiere de análisis y de muchos controles para ajustarse a cada paciente. Cada persona toma una cantidad determinada, unos, un cuarto de pastilla, otros, una pastilla... y lo que toman a la semana depende de unos análisis que les hacemos cada cierto tiempo. Pero ahora hay unos fármacos nuevos que no necesitan este tipo de controles.
¿Y funcionan?
Son mucho más cómodos porque evitan todos los controles. Porque para los abuelos lo de cambiar la dosis, modificar las horas... es bastante follón. Ahora hay fármacos nuevos que han salido para evitar el Sintrom y para que los pacientes tengan más calidad de vida, que estén más cómodos con la pastilla que toman y, por ejemplo, les cause menos trastornos, acudiendo menos al ambulatorio.
¿Estos fármacos están aprobados por las agencias reguladoras?
Sí, pero no son exactamente lo mismo que el Sintrom porque determinadas personas no los pueden tomar. Sin embargo, la idea es que a la larga puedan reemplazarlo.
La telemedicina también es otro de los grandes retos.
Sí, queremos ver qué podemos hacer por los pacientes, con todas las plataformas que existen ahora. La pandemia ya ha supuesto un antes y un después en la telemedicina pero hay que mejorar. Hay que tener en cuenta que con un paciente mayor es más complejo comunicarse a distancia. Se ponen nerviosos, no te oyen, y, al final, hay que verlos. Una cosa es que se desplacen menos pero tienen que estar bien atendidos. Por eso hay que mejorar mucho, porque no es solo hacer una llamada.
¿Cuál ha sido el impacto del coronaviris en los problemas hematológicos? ¿Ha afectado a la demora de ciertos diagnósticos?
En el Hospital de Basurto hemos visto pacientes de manera presencial durante toda la pandemia en el servicio de Hematología. Sin embargo, como los ambulatorios estaban colapsados, había menos acceso al médico de cabecera y por eso hemos tenido menos derivaciones.
Ustedes quieren llegar a todos.
La finalidad es que ningún paciente se quede sin tratamiento por ser mayor. Esto de; bah, es que tiene 80 años..., no puede ser. Vamos a valorar bien a esta persona desde el punto de vista físico, psíquico, vamos a estudiar qué otras comorbilidades tiene, si sufre diabetes, o lo que sea. Es decir, hacer una valoración integral geriátrica para ver qué tratamiento le podemos ofrecer y no rechazar a nadie por su edad.
Porque la edad no puede ser un factor de exclusión para que los mayores con cáncer de la sangre accedan a tratamientos innovadores.
De hecho, uno de los problemas que tenemos es que estas enfermedades son crónicas y estos tratamientos son de por vida. Con lo cual esto tiene un alto coste para el sistema sanitario. Y a veces, estos tratamientos no llegan porque son caros. Antes, le dabas un tratamiento de quimio de seis meses y acababas, y la quimio es barata. Pero estos fármacos nuevos hay que dárselos a la gente que lo necesita y no dejar de tratar a nadie por la edad y porque sea mayor.
La valoración geriátrica es clave.
Claro. Hay que hacer una valoración integral. Porque no vale con decir; ¡Con lo mayor que es...! ¿qué le van a hacer? Pues no, vamos a mirarle, y vamos a tratarle. El problema que tenemos en Euskadi es que nos faltan geriatras que nos ayudarían mucho en esta valoración. El objetivo es que nadie se quede fuera de un tratamiento por la edad.
Estos pacientes mayores pueden presentar ciertas enfermedades (comorbilidades), suelen tener además algún tipo de discapacidad o limitación funcional... Todo eso los hace mucho más vulnerables.
Por supuesto. Antes les dábamos quimio, y pueden no ser candidatos a quimio pero sí a otros tratamientos más novedosos con los que les puedes curar. Que también tienen otros efectos secundarios, ¡eh! Que estén libres de quimio no quiere decir que sean agua. Pero tienen efectos secundarios más controlados.
¿Cuál es el perfil de los pacientes?
La edad media de diagnóstico de la mayor parte de los cánceres hematológicos, como puede ser la leucemia linfocítica crónica, el linfoma no Hodgkin y el mieloma múltiple, es de 65 a 70 años. La prevalencia es similar en hombres y en mujeres.
¿Llevar unos hábitos de vida saludables los puede prevenir?
No, no está tan relacionado con los hábitos saludables porque no hay unos factores de riesgo concretos para la proliferación incontrolada de estas células anómalas en la sangre.
¿Es importante en estos casos prestar atención temprana a los signos de la enfermedad?
Es menos importante la detección temprana que en los cánceres oncológicos porque, al ser de la sangre, ya está extendida del todo. Pero sí es importante conocer la enfermedad desde el principio. Algunas de ellas, al principio, no se tratan y se abordan cuando evolucionan. De hecho, algunas, no todas, tienen una fase indolente, no agresiva. Pero resulta fundamental tener controlada cuanto antes la enfermedad.