Recuerda la socióloga Cristina Blanco que, antes de conocerse la cifra de suicidios de 2020, “ya se empezó a hablar de la pandemia silenciosa y de que esto iba a ser una hecatombe, especialmente en lo que respecta a los jóvenes”. Sin embargo, aclara, “los datos no avalan esa tendencia”. De hecho, “en 2021 la tasa de muertes por suicidio de menores de 15 años en el Estado fue de 0,3 por cada 100.000 habitantes, mientras que la media española es del 8,4 y en mayores de 70 y 80 años tenemos una tasa de casi 20 por 100.000. ¿Se oye algo de esto? No. Mi pregunta es por qué estamos radiando casi en directo los suicidios de niños, que los ha habido, los hay y los habrá. Cuidado, que igual hacemos que la profecía se autocumpla”, avisa.
“ Todavía hay psicólogos y médicos que cuando vas con una ideación suicida te dicen: No digas tonterías" ”
Cristina Blanco - Pta. de la Asoc. Vasca de Suicidología
En opinión de esta socióloga, se ha pasado de “no tener en consideración” el suicidio a que “ahora de repente todo sea suicidio y salud mental”, por lo que cree “importante parar esta ley del péndulo, de no hablar nada a hablar mucho y quizá mal”.
La falta de “un acuerdo unánime en la nomenclatura de las conductas suicidas”, observa, hace que “se junten en la misma bolsa autolesiones no suicidas, tentativas de suicidio y suicidios consumados. Lo mezclamos todo y generamos una burbuja enorme”, señala y recalca que “no es lo mismo que un adolescente tenga ganas de morirse que haga planes de matarse”.
En este contexto, manifiesta Blanco, “el propio profesorado, miembros de los equipos directivos de centros educativos, las madres y los padres están muy asustados porque cualquier comportamiento que en otras ocasiones hemos considerado propio de la adolescencia ahora lo estamos identificando como un problema de salud mental. ¿A dónde nos lleva esto? Creo que tenemos que hacer una reflexión colectiva”.
"Medidas precipitadas"
Aunque “alguien puede pensar que con esta situación de alarma se puede conseguir que las instituciones hagan algo”, la presidenta de Aidatu considera que “las medidas precipitadas” pueden resultar insuficientes.
“Que pongan más psicólogos en los centros educativos no garantiza que sepan manejar bien la conducta suicida, ya que no se estudia en el grado de Psicología. Tenemos que poner el foco en la formación porque todavía hay psicólogos y médicos de atención primaria que cuando vas con una ideación te dicen: No digas tonterías”.
"La angustia de los centros"
La preocupación existente en el ámbito educativo es manifiesta. “La situación de angustia, de alarma, de pensar: 'Me va a suceder a mí', de los centros nos ha llegado como Asociación Vasca de Suicidología. Cada vez son más los centros que contactan con nosotros porque están asustados y no saben qué hacer”, afirma.
El protocolo para la prevención del suicidio puesto en marcha este curso por parte del Departamento de Educación recoge “unas máximas”, pero, según explica, “tienen poco que ver con que el profesor sepa qué hacer en un caso concreto o cómo identificar casos que realmente son de riesgo. Te dicen que no dejes solo al adolescente. ¿Qué significa: voy al baño con él, le acompaño en el metro...? Falta esa profundidad y la formación es el elemento clave. Eso no se hace de un día para otro”.