Cuadra Fernández, un protagonista indeseado al silbato

El derbi, en plena ebullición después de que Oihan Sancet recortara distancias en el minuto 40, se acabó a la hora de juego gracias o por culpa, en gran medida, del colegiado Guillermo Cuadra Fernández. Polémica, cuanto menos, fue la decisión del trencilla madrileño al paso del minuto 60, pues castigó con penalti y tarjeta roja un leve contacto de Yeray Álvarez sobre el japonés Takefusa Kubo que enterró las opciones de remontada del Athletic. La acción, tan fugaz como determinante, marcó el devenir de un derbi al que los rojiblanco trataban de agarrarse con un creciente dominio sobre el cuadro txuri-urdin.

Solo dos minutos después de que Ernesto Valverde moviera el banquillo para dar entrada a Alex Berenguer en detrimento de un desapercibido Gorka Guruzeta, sin embargo, se hizo la oscuridad. Entregó un errático balón atrás Nico Williams para habilitar la carrera de Kubo en dirección a la portería de Unai Simón y Yeray, en su persecución, le contactó levemente por detrás con el brazo sin que la acción pareciera que pudiera pasar a mayores, a pesar de que el japonés cayera fulminado al césped. Nada más lejos de la realidad.

Cuadra Fernández entró en acción. Se echó la mano al silbato y corrió hacia el punto de penalti para señalar la pena máxima y expulsar al central de Barakaldo, quien no salía de su asombro. Acudieron como un rayo a la protesta otros jugadores rojiblancos, pero no lograron que el colegiado madrileño modificara su decisión. Lo celebró tendido en el suelo Kubo, quien para más inri debió ser expulsado en la celebración de su gol. El reglamento, no en vano, es claro al respecto, pues estipula que tanto quitarse la camiseta como celebrar un tanto con el público son motivo de tarjeta amarilla. 

Hizo las dos cosas el nipón, quien se despojó primero de la camiseta en la celebración para abrazarse instantes después con varios seguidores, pero Cuadra Fernández, obviando el reglamento, solo le mostró una cartulina amarilla. Con una tarjeta amarilla, de hecho, pudo resolver también la acción de Yeray sobre el propio Kubo en el penalti indicado, pero optó por la roja directa al considerar que el central no estaba en la disputa del balón cuando contactó con el japonés.

No hubo revisión en el monitor. Todo se resolvió en un abrir y cerrar de ojos con Yeray camino de los vestuarios y negando con la cabeza lo ocurrido siendo su primera expulsión desde que militara en el Bilbao Athletic en Segunda División B en el ejercicio 2014-15. Mikel Oyarzabal, desde los once metros, engañó a Unai Simón y firmó su cuarto gol de penalti ante el conjunto bilbaino para un total de seis goles, remarcando así su gusto por marcar al Athletic, que figura a la cabeza de sus víctimas favoritas.

De Marcos, contundente

Se reencontró así con el gol Oyarzabal mientras los leones hacían de tripas corazón en el terreno de juego. Uno de ellos, Óscar de Marcos, quien se mostró contundente al término del partido en los micrófonos de Movistar+. Antes siquiera de ser cuestionado por el penalti, el lateral remarcó que “la segunda parte se preveía bonita y que podíamos intentar remontar el partido, pero esa acción ha cambiado totalmente el partido. Desde ese momento no había nada que hacer, porque lo condiciona todo”.

Al ser preguntado por su opinión, De Marcos no se cortó: “A mí no me parece ni penalti, me parece un forcejeo entre defensa y delantero. Lo tendré que ver, pero una roja también ya me parece demasiado castigo, porque ahí desaparece el partido. Quizás nos hubiesen ganado igualmente, pero en directo me ha parecido que no era ni falta y por el bien de todos, si es penalti, una roja me parece demasiado castigo”.