En estos tiempos que vivimos, la inestimable ayuda de las abuelas y los abuelos permite en muchos casos a los hijos una conciliación laboral y familiar que de otra forma no sería posible; esto, además, trae consigo que, en muchas ocasiones, estos adquieran un papel fundamental en la crianza de sus nietos y nietas.
Es habitual escuchar la expresión "los padres están para educar y los abuelos para malcriar" y esto se debe principalmente al rol que cada uno tiene asumido en la sociedad: el trato de los padres hacia los hijos será más estricto, mientras que el de los abuelos será más afectuoso y consentidor.
Entre abuelos, nietos y nietas se establece una conexión muy especial que les acompañará el resto de sus vidas y que se hará aún más fuerte cuanto más tiempo pasen juntos. Pues bien, según la ciencia, no se trata solo de una cuestión de que el roce hace el cariño, sino que existe una explicación científica a ese importante vínculo que se establece en concreto y de una forma especial entre la abuela materna y todos sus nietos.
Un estudio del estadounidense Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental ha probado que los nietos heredan su información genética y su carácter de sus abuelas maternas. Los óvulos transmiten más carga genética e información mitocondrial (los espermatozoides carecen de ella) y eso significa que hay muchas posibilidades de que nietos y abuelas maternas tengan un comportamiento y un temperamento más parecidos, aunque no tienen por qué existir entre ellos una semejanza física.
Este estudio respalda la teoría del ensayista chileno Alejandro Jodorowsky, quien sostiene que esta conexión especial se gesta desde que la abuela materna está embarazada de su hija. Cuando una mujer se queda embarazada de una niña, esta, antes de nacer, ya tiene formados miles de ovocitos que contienen una gran carga genética de su madre y de su abuela.
Jodorowsky asegura, además, que los nietos no heredan de su abuela materna solo los genes, sino que en el ADN llevan también sus vivencias emocionales, las cuales pueden seguir presentes aunque pase una generación.
Frente a esta teoría de Jodorowsky, estudios más recientes aseguran que la carga genética que transfiere el hombre, aunque es menor, tiene más peso y determinación, sobre todo en el caso de determinadas enfermedades hereditarias como la diabetes de tipo 2, la obesidad o la esquizofrenia.
Otro estudio, en este caso de la Universidad de Cambridge, demostró que esta especial vinculación genética con las abuelas maternas se debe a que pasan el 25% de sus cromosomas X a todos sus nietos, lo que les haría heredar estos genes. Mientras que las abuelas paternas legarán más herencia genética a sus nietas, en el caso de los nietos varones, no existe ninguna vinculación en cuanto al ADN.
Un artículo publicado en The Embryonic Development, Regenerative Medicine and Stem Cell Database, sostiene también esta teoría al asegurar que los genes de las abuelas maternas están tan presentes en el ADN de sus nietos que pueden llegar a heredar rasgos distintivos como un lunar, un problema de bronquios, un tic, su sonrisa o algunos de sus comportamientos.
Con estos datos, ahora vemos que, además de lo que los expertos llaman ventaja matrilineal (vínculo especial de la mujer con sus padres y que propicia una mayor relación entre hijos y abuelos maternos), hay que mirar a la genética para ver ese buen feeling de las abuelas maternas con sus nietos y nietas.
Sin embargo, la carga genética no lo es todo y no puede impedir que el cariño y la entrega de los abuelos paternos haga que surja también entre ellos y sus nietos un vínculo muy especial y duradero.