Tomar un café es una acción que va mucho más allá del mero hecho de beberlo. Se trata de la bebida social por excelencia y muchas veces es la excusa perfecta para disfrutar de un agradable rato en compañía. Un reencuentro, una cita, una quedada con amigos... no son lo mismo si no tienen lugar en torno a una humeante taza de café.
Una de las costumbres más extendidas entre la población es la de tomar café nada más levantarse de la cama, sin embargo, parece que esta no es la mejor manera de empezar el día. Muchos lo vemos como una forma de ponernos las pilas para encarar con energía la actividad diaria. Sin embargo, la cafeína que contiene el café no aporta energía, sino que lo que hace es activar una serie de células de la glándula pituitaria que generan adrenalina para poner al cuerpo en alerta. Esto hace que nos sintamos más activos físicamente y más despiertos mentalmente.
Aunque somos muchos los que tomamos ese primer café a primera hora de la mañana, un estudio de la Universidad de Sheffield (Inglaterra) viene a decir que tal vez ese no sea el momento más recomendable para ello.
Un hombre toma un café mientras desempeña su trabajo.
Cortisol y alerta
Los expertos señalan que el organismo es sabio y que justo al levantarnos de la cama es cuando segregamos más cortisol, la hormona del estrés, que nos hace despertar y nos lleva de forma natural a un estado de alerta para retomar la actividad. De esta forma, entre las 8 o 9 de la mañana el cortisol está en pleno apogeo y los efectos de la cafeína apenas se notarán.
Además de no tener ningún efecto positivo, tomar el café a esa hora podría contribuir a desarrollar tolerancia a la cafeína e inducir al organismo a un estado de ansiedad. Por ello se recomienda no tomarse el primer café hasta no llevar dos horas despierto.
Así, según la ciencia, son dos los periodos en los que el café va a conseguir los mayores efectos como estimulante del cerebro al coincidir con los momentos en los que los niveles de cortisol bajan. Por lo tanto, las mejores horas del día para tomar café, ese café que te mantendrá espabilado y activo, son las que están entre las 10.00 y las 12.00 horas (el café de media mañana) y entre las 14.00 y las 17.00 horas (el clásico café de después de comer).
Otras horas del día en las que el cortisol se eleva de forma natural y en las que tampoco es conveniente tomar café es entre las 12.00 y las 13.30 horas y entre las 17.30 y las 18.30 horas.
Tres amigas disfrutan tomando un café en la terraza de un bar.
Cuidado con el sueño
Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de tomar café es procurar que no interfiera en nuestro sueño. Si nos queremos acostar antes de las 11 de la noche, debemos evitar tomarlo después de las 5 de la tarde, ya que la cafeína permanece en nuestro organismo casi seis horas y a partir de entonces puede retrasar el sueño en quien lo consuma alrededor de una hora.
Es importante que conozcamos cada uno nuestro nivel de sensibilidad a la cafeína, acompasarla a nuestros ritmos circadianos, no sobrepasar la dosis diaria recomendada (entre 100 y 300 mg de cafeína y nunca más de 500) y alternar variedades de cafés con distintas cantidades de cafeína.
Sabrosa taza de café con leche.
Como curiosidad, señalar que alrededor de 22 millones de personas en España toman a diario como mínimo una taza de café. El día de la semana en el que más se consume es el lunes, seguido del jueves y el viernes. El momento preferido para hacerlo es por la mañana y después de comer y su consumo se dispara entre las 7.00 y las 12.00 horas y entre las 16.00 y las 19.00 horas. Solo un 35% de los usuarios lo toman descafeinado.
Tomarse un café siempre es una delicia y si es en buena compañía, mejor. Si lo que buscas es obtener el mayor beneficio de él, ten en cuenta cuándo lo tomas. A media mañana o a primera hora de la tarde te dará ese impulso que necesitas para continuar con tus obligaciones diarias.