Sobran las presentaciones. Aurora Beltrán es una creadora referencial desde que en los años 80 empezó a dar a la música lo mejor de sí misma. Este sábado, a partir de las 22.00 horas y quedando todavía entradas disponibles, la artista navarra regresa a una Gasteiz que conoce bien para traer su actual gira acústica a la sala Le Coup.
Fueron terminar las restricciones por la pandemia y lanzarse todas las bandas a giras eléctricas. ¿Por qué este tour en acústico?
–También con Tahúres Zurdos hemos hecho y vamos a hacer conciertos, pero el formato acústico siempre me ha parecido especial. Esa cercanía con la gente me gusta, ese camino de ida y vuelta. Además, también a la hora de la producción es más sencillo. De todas formas, estamos en un momento todavía extraño. Hay gente que sigue estando un poco reticente a volver a los conciertos. Y, sin embargo, te encuentras con actuaciones de algún personaje muy importante y la peña compra las entradas como si no hubiera un mañana, además a unos precios...
El acústico es un formato con muchos riesgos, en el que la música se muestra de manera más pura, en el que los posibles fallos de notan más, en el que la carga emocional es mayor.
–Es el formato más difícil que hay. Estás muy desnuda en el escenario. Si cometes un pequeño fallo, estás expuesta totalmente. Pero es que ahí está la grandeza de este formato. Mucha gente no quiere hacerlo porque precisamente le da miedo mostrarse tal y como es. La gente debería practicarlo porque si sales bien parada de una historia así, ¿qué no harás cuando tengas un apoyo detrás? Es una manera de medirse. Obviamente soy humana y si hay un fallo, se va a ver. Pero es que no soy una máquina. Estamos en unos tiempos en los que todo son máquinas, sonidos pregrabados y en los que cualquier persona que tenga un mínimo sentido del ritmo puede hacer una canción. Así que está muy bien ver la otra cara de la moneda. Esa cara del arte, la artesanía. Que se vea que hay una forma de hacer canciones que ya existía antes de estas cosas. No estoy en contra de esas formas de hacer pero creo que a la gente le falta igual un poco de cultura musical.
¿En qué sentido?
–No me estoy echando flores, pero es más difícil hacer lo que yo que, de repente, coger un aparato, llevar un autotune en directo para que la voz fluctúe y ya está todo. Y las letras... Para mí son muy importantes y me gusta que la gente entienda bien lo que digo. Vocalizo bastante bien. Pero te encuentras con muchas canciones en las que no se entiende casi nada. No sé si lo hacen queriendo o porque le dan tan poca importancia a las letras, que les da igual. La importancia de las letras, de que la gente te vea tal y como eres, para mí es esencial.
Hoy hay entre su público gente que cuando empezó con Belladona o Tahúres Zurdos ni siquiera era un proyecto de persona...
–Depende mucho también de las influencias. Siendo niñas empecé ya a escuchar música, como suelo decir, de la buena porque tenía a quien me ponía a Jimi Hendrix, Johnny Winter, Lou Reed, David Bowie... El otro día estuve tocando en Zaragoza y había un niño muy jovencito, Martín, al que le invité a interpretar Tocaré porque le había visto en un vídeo tocarla. Me han pasado cosas muy curiosas con la gente más joven. Una vecina me comentó el otro día que su hija, que tiene nueve años, estaba escuchando mis canciones en bucle. Eso es muy emocionante. Además, te muestra que hay muchos temas por los que el tiempo pasa con mucha dignidad.
Hoy en el mundo de la música, aunque habría que matizar un tanto esto, es más fácil ver cantantes, guitarristas, bajistas... mujeres que cuando usted empezó. Pero Aurora Beltrán seguro que las ha pasado de todos los colores a lo largo de su carrera.
–Ahora recuerdo cosas como si fueran anécdotas y me río, pero verdaderamente he pasado situaciones de todo tipo. Cuando era jovencita, para rato le dejaban coger una guitarra a una mujer. Las chicas tenían otro papel. Eran las novias. O las coristas, como, si por otro lado, ser corista fuera de menos, cuando para nada. Esto de componer, tocar y cantar, ser una frontwoman, era algo trágico para algunos. Tenía mis referencias de mujeres, pero no eran de aquí salvo Mercedes Ferrer. Hace un par de años descubrí a Sister Rosetta Tharpe, una guitarrista de principios del siglo XX a la que iban a ver todos los rockeros anteriores a Elvis. Así que el rock and roll lo inventó una mujer, con todo lo machista que es el rock and roll. En esto, como en otros ámbitos, siempre lo tienes que hacer diez veces mejor para que te tomen en serio. Y, aún así, tienes que escuchar eso de: ¡joder, tocas como un tío! Claro, es que el culmen de mi movida es emular a un tío. Ya, y eso es un cumplido (risas). Hoy veo a muchísimas mujeres tocando de muerte, pero no me pongo a hacer frasecitas de esas. El hecho de ser bueno no tiene género.
Pero usted es una referente, aunque no lo haya pedido o no lo quiera, para muchas mujeres dentro y fuera de la escena musical. ¿Le da pudor?
–Cuando empecé a tocar, en mi ingenuidad, no entendía que la gente no se enterase de que las mujeres también hacíamos música. Se supone que cuando empiezas a hacer algo eminentemente masculino, lo que estás haciendo es emularles. Para nada. Estás haciendo lo mismo y no te tienen que comparar con un chico. Nunca he cogido una bandera, pero me mola que haya mujeres que piensen que si yo lo he conseguido, ellas también pueden.
En los conciertos de Aurora Beltrán hay temas que hay que tocar sí o sí. ¿No acaba una un poco cansada de tener que interpretar siempre canciones como la que mencionaba antes, por ejemplo, ‘Tocaré’?
–Tocaré es una canción que ha sido un referente porque en su día hubo una compañía de discos que la vio y la apoyó. Y tengo que ser sincera, considero que no es la mejor canción que tengo. Hay otras que me gustan más. Lo que sí me molesta un poco es que cuando hablan de Tahúres solo pongan Tocaré. Pues igual hay más canciones donde elegir (risas). Pero fue un tema que estaba en el momento justo y en el instante preciso. Además, la compañía la apoyó mucho. Con esto quiero decir, que fue apoyada, como tantas otras, pagando para que sonara en las radios y demás. Eso es algo que igual el gran público desconoce, pero pasa.
Tras esta gira acústica y los conciertos con la banda que llegarán después, ¿hay planes de volver al estudio o...?
–Sí, vamos a regresar al estudio pero para hacerlo como se están haciendo las cosas ahora. Quiero decir, que en estos momentos grabar un álbum parece que no tiene sentido. Así que iremos al estudio y grabaremos un par de temas, también con sus vídeos. Ahora mismo, hacer lo contrario es una gilipollez. Te guste o no, el sistema está como está, así que nos vamos amoldando. Han cambiado un poco las cosas de cuando empecé (risas).