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Athletic

Cuando no se está a la altura

Batacazo en Mestalla
Marcelino García Toral, con cara de circunstancias, en la zona técnica de Mestalla.
Marcelino García Toral, con cara de circunstancias, en la zona técnica de Mestalla.

La resaca fue muy dura. Horas y horas de darle vueltas a la cabeza. De intentar argumentar las razones por las que el Athletic sufrió en Mestalla uno de esos fiascos que dejan hecho polvo el cuerpo de su gente. La derrota frente a un Valencia que hoy en día no es nada del otro mundo se entiende como un fracaso mayúsculo cuando se quiere buscar una final de Copa, que habría sido la tercera de forma consecutiva. Cuando se afronta una semifinal después de haber dejado en el camino al Barcelona y al Real Madrid y cuando el momento requiere muchísimo más de lo que ofreció el conjunto rojiblanco, que quizá empezó a perder la eliminatoria en el partido de ida en San Mames, donde cayó en la trampa que le tendió el equipo che y que el miércoles lo volvió a hacer.

 

Un enfrentamiento muy marcado por el perfil de sus dos entrenadores, y en este caso el duelo de los banquillos lo ganó Pepe Bordalás, al que miles de aficionados blanquinegros veneraron en el exterior de Mestalla durante un buen puñado de minutos tras la conclusión del encuentro, y que dejó señalado a Marcelino, que no estuvo a la altura de la cita, al igual que las grandes referencias del colectivo rojiblanco, resignado por enésima vez a lamentar cómo la opción de conquistar un título que se resiste desde 1984 se va por el desagüe.

Las mejores imágenes del Valencia - Athletic. Fotos: Borja Guerrero

Marcelinoel Athletic, en su opinión, ha consumado una Copa "fantástica" la masa social cuando se queda con la miel en los labios y cree que se ha dejado pasar una oportunidad histórica para haberse alzado con la Copa,

Hay antecedentes de sobra. La semifinal copera del 2005 con el Betis, la final europea de Bucarest ante un Atlético de Madrid por entonces en reconstrucción, y la del pasado 3 de abril en La Cartuja frente a la Real Sociedad sirven de ejemplos más ilustrativos de lo que es una depresión futbolística, no solo por el revés que supone si no también por la forma en que se producen. Y la derrota de Mestalla presenta los mismos síntomas pese a no tratarse de una finalísima. Cierto es que el Athletic, al margen de sus prestaciones en las dos últimas ediciones de una Supercopa que es una competición muy dispar a la de la Copa, respondió en 2015 ante el Espanyol y el curso pasado frente al Levante en escenarios similares, pero sin olvidar que se trataban de dos rivales menores y, en el caso del último, el encuentro se disputó a puerta cerrada. Por ello, la herida sangra aún más.

borrón

Este se puede considerar como el fracaso más sonado de Marcelino en lo que lleva recorrido al frente del equipo rojiblanco. El de Villaviciosa interiorizará su correspondiente autocrítica, aunque no por ello le penalizan algunas decisiones. Se conoce su idea fija de la que apenas se mueve milímetro alguno y el miércoles tampoco lo hizo consciente de que el Valencia le obliga a jugar otro fútbol respecto al que le exige el Barça y el Madrid. Ante estos últimos le premió la alta presión, la intensidad y la liberación de muchos de sus futbolistas, más cómodos frente a los grandes. En Mestalla hubo escaso rastro de esas virtudes, salvo en el tramo medio del primer acto en que el Athletic tuvo el partido donde quería, pero no lo resolvió. Su gran error. Porque le tocó remar a contracorrriente y fue en esa situación donde se le vieron las costuras.

El técnico movió piezas, pero se quedó en el habitual hombre por hombre sin modificaciones tácticas, solo en pequeños matices que no le sirvieron para lastimar el muro de Bordalás, que supo llevar el partido a su terreno. Las comparecencias de Sancet o Vencedor no dieron fruto, la entrada de Nico Williams revolucionó poca cosa y sorprendió sobre todo la presencia de Petxarroman por Lekue y prescindir en el tramo final de un recurso ofensivo como es Asier Villalibre cuando el Valencia ya se había atrincherado en una defensa infranqueable.

Marcelino se disparó un tiro al pie, como lo hicieron también algunos de sus futbolistas. Es el caso de Iñaki Williams, que tuvo en sus botas el billete a la final de La Cartuja minutos antes de que Guedes batiera a Agirrezabala. El bilbaino tomó siempre malas decisiones en el último toque, lo que le lastró; como fue también el escaso protagonismo que asumió Muniain, que debe dar un paso adelante en este tipo de partidos; la intermitencia de Berchiche, la falta de presencia en el área che de Raúl García o la debilidad de Dani García, muy lejos de su mejor nivel.

El Athletic requiere de competir al máximo de su capacidad en este tipo de retos si quiere superarlos. Si no lo hace, se convierte en una pieza vulnerable, incluso para rivales del pelo del Valencia, que se sabe a ojos cerrados cómo juega y cuyo nivel futbolístico está hasta por debajo del rojiblanco. O eso parecía hasta la noche del miércoles, en la que sí estuvo a su altura y el Athletic, no. Y ese detalle en estos casos resulta definitivo.

480

Son los minutos que ha completado Iñigo Martínez en esta edición de la Copa, en la que es el único futbolista rojiblanco de campo que ha hecho pleno en los cinco partidos del torneo al margen de Julen Agirrezabala. Raúl García y Mikel Vesga son los otros leones que han sido titulares en todos los compromisos.

2022-03-04T05:40:03+01:00
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