Hace tres días que los ciudadanos ya no están obligados a usar mascarilla en la calle pero, ¿qué pasa en los interiores? Sin emergencia sanitaria, sin restricciones y bajo el espejismo de la nueva normalidad, todavía no hay una fecha, ni se ha debatido sobre cuándo retirar el tapabocas en tiendas, transporte público y demás sitios cerrados. De hecho, el Ministerio de Sanidad descarta relajar su uso en estos espacios. "Vamos a seguir poco a poco, partido a partido", dice la ministra Carolina Darias.
A pesar de todo, hay países en Europa donde ya no son necesarias como Dinamarca. El Gobierno francés anunció ayer que a partir del 28 de febrero la mascarilla dejará de ser obligatoria en el interior de aquellos locales que piden el pasaporte de vacunación para entrar. Y en el estado de Nueva York tampoco se exige desde este jueves en comercios, restaurantes y empresas, aunque sigue siendo preciso llevarlas en centros escolares, residencias de ancianos, cárceles y transporte público.
¿Con 50 casos?
Al contrario de lo que ocurre con el uso de la mascarilla al aire libre, existe consenso científico sobre su utilización en interiores ya que se considera que "es una medida eficaz para evitar contagios, en especial en lugares pequeños y mal ventilados". En este punto, los expertos coinciden y son precavidos. "Hasta que el virus no desaparezca de la vida normal, no deberíamos quitárnosla", señalan.
Por eso, parece que todavía queda tiempo para evitar llevarla en la oficina, en el metro o en el supermercado. Francisco Jiménez, director del Instituto Balmis de Vacunas, declara que "para empezar a valorar la medida hay que entrar en los 50 casos por cada 100.000 habitantes a catorce días". Hoy, la incidencia supera los 1.500 casos en el Estado y los 1.900 en Euskadi.
En la misma línea se pronuncia el epidemiólogo Pedro Arcos. "Realmente para valorar la pertinencia de esta medida, hay que basarse en los resultados de las investigaciones". A juicio de este experto, "hasta ahora sabemos que el 98% de los contagios se han producido en interiores, especialmente aquellos mal ventilados, donde hay muchas personas". Por eso, sentencia que "en interiores la mascarilla tiene que seguir siendo utilizada, particularmente hasta que estemos en unos niveles de incidencia mucho más bajos, del orden de 50 casos por 100.000 habitantes".
En Euskadi hay que mirar mucho para encontrar una transmisión tan baja. La primera gran caída llegó tras el confinamiento. Luego, el 20 de junio de 2021, la incidencia bajó hasta los 98 casos, pero un mes después eran 1.801, como consecuencia de la ola juvenil y los brotes de Mallorca, Salou y la EBAU. A mediados de octubre de 2021, cuando se levantó la segunda emergencia sanitaria, se contabilizaban 56 contagios por 100.000 habitantes.
Una transmisión con continuos dientes de sierra que llevan a Salvador Peiró, investigador y experto en Salud Pública, a considerar "precipitado" quitar la obligatoriedad de las protecciones faciales en espacios cerrados.
Fatiga pandémica
Nadie se olvida de la fatiga emocional y psicológica que acarrean estos dos años de pandemia. Pero, para Gorka Orive, investigador y profesor de la facultad de Farmacia de la UPV, "hay evidencias que han quedado contrastadas, como el hecho de que la infección ocurre sobre todo en espacios cerrados mal ventilados y que la mascarilla es útil en interiores, no al aire libre si hay distancia interpersonal"
Orive insiste en que "los espacios cerrados mal ventilados son los que más riesgo ofrecen (hasta 20 veces más que los abiertos)".
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) siguen poniendo los pies en el suelo y rebajan las expectativas de que nos estemos despertando de un mal sueño. Su directora de Salud Pública, la doctora María Neira, pide "refrenar el entusiasmo y la euforia" a la hora de pensar retirar las mascarillas.
Asegura que confían en que la situación sea "mucho más positiva" en primavera teniendo en cuenta una "cierta estacionalidad del virus, la inmunidad natural que tienen muchas personas y la altísima vacunación". Sin embargo, no cree que este año se puede todavía cantar victoria ni decir que se entra en una fase de control porque "en este momento el covid-19 no puede ser considerado una endemia. Seguimos estando frente a un virus respiratorio pandémico".
Una llamada de atención a todos aquellos que pretenden gripalizar la pandemia, asegurando que "el covid se puede tratar como una gripe porque se pasarán dos días de fiebre y luego podremos retomar nuestras actividades".
anotaciones
Pacientes
Crónicos e inmunodeprimidos. Las autoridades sanitarias sostienen que sería importante que mantuvieran siempre la mascarilla en interiores las personas con enfermedades crónicas o inmunodeficiencias, sobre todo en algunos espacios determinados, como hospitales y centros de salud, además de en el transporte público.
Aerosoles
vía de contagio. Aunque al principio de la pandemia se hablaba del contagio por gotículas, gotas de saliva que contienen el patógeno, a día de hoy se sabe que también los aerosoles son una gran vía de transmisión. Estos son capaces de permanecer más tiempo en suspensión y de desplazarse más lejos, aumentando el contagio.
Exenciones
problemas respiratorios. Sin embargo están exentos de llevarla todas aquellas personas que sufran algún tipo de enfermedad o dificultad respiratoria que pueda verse agravada por el uso de la mascarilla.
Residencias
con vacuna. Tampoco es obligatoria en residencias de mayores o discapacitados. Pero siempre y cuando estos colectivos y los trabajadores tengan coberturas de vacunación superiores al 80% con pauta completa.
Sin mascarilla dentro. A partir del 28 de febrero, en Francia la mascarilla dejará de ser obligatoria en el interior de los locales que exijan el pasaporte covid para entrar. Allí donde no se pida ese certificado de vacunas, así como en los transportes, la mascarilla seguirá siendo obligatoria.
Sin mascarilla fuera. El pasado 2 de febrero se dejó de exigir la mascarilla en exteriores en el país, pero las autoridades sanitarias francesas siguen recomendando su uso cuando haya grandes concentraciones de gente.