Actualidad

“Cuando una mujer logra denunciar a su pareja por maltratador, ha aguantado lo insufrible”

Ana Hernando Tojo es abogada dese 2006 y desde entonces diariamente pasa por los juzgados de la Violencia de género para defender la igualdad de los derechos

La asociación Clara Campoamor fue fundada en 1985 por un grupo de mujeres feministas, por la necesidad imperante de defender los derechos de la mujer ante una continuada transgresión de los mismos. Desde entonces, desde esta asociación han defendido a cientos de mujeres ante la violencia de género o sexual, y han mantenido un duro y laborioso caminar para luchar contra la desigualdad entre mujeres y hombres y para avanzar en la igualdad jurídica. Todos sus miembros son parte activa de los avances alcanzados para la creación de una sociedad de bienestar en igualdad de condiciones, sin discriminación por razón de sexo. Ana Hernando Tojo es una de las abogadas que trabaja en esta asociación. Lleva desde 2006 colegiada y desde entonces diariamente pasa por los juzgados de la Violencia de género para defender la igualdad de los derechos. A pocos días de celebrarse el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, asegura a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que todavía hay mucho camino por recorrer, cuenta que las mujeres víctimas cumplen el mismo patrón de la sumisión y vulnerabilidad y habla sobre la lucha que todavía sigue para demostrar que un maltratador no es buen ejemplo de progenitor.

¿En qué se ha mejorado en la lucha contra la violencia de género?

En los últimos años se ha trabajado mucho en esto, se han adoptado nuevas medidas. Pero, lo cierto, es que no parece que hayamos avanzado demasiado en los asuntos de violencia de género o en la libertad sexual. Es un fenómeno que lejos de disminuir, cada vez se acrecienta más. Entonces, no sé hasta qué punto todas las medidas que se han ido adoptando han sido efectivas. Es preocupante.

¿Y cuáles son estas medidas?

Por ejemplo, las que se establecieron en el pacto de estado y en éstas sí que se ha ido avanzando; se han realizado reformas legislativas en relación con la violencia que sufren los menores, la ley de protección interna a la infancia, etc. También hemos dado pasos importantes en medidas educativas o formación. Pero, pese a todo, no parece que esté dando gran resultado. Lo que pretendemos es que decrezcan los casos de violencia de género y de momento no se está dando. Hay otro aspecto que me preocupa mucho: la visión que los menores y los adolescentes tienen sobre la violencia de género. Hay muchos jóvenes que niegan la existencia de esta violencia y tienen comportamientos tóxicos y machistas. En este contexto, creo que sería necesario hacer un análisis sobre qué es lo que está fallando y ver cómo se aborda esto.

¿Cómo afecta la violencia de género en el desarrollo emocional de un menor?

Un menor que ha estado expuesto a esto arrastra una serie de secuelas incluso en su modo de comportarse y puede manifestarse en múltiples aspectos desde actuar por imitación o tener miedos, a nivel psicológico y emocional. De hecho, se trabaja con ellos y está institucionalizado.

Hablemos de la violencia emocional. ¿Se ha visibilizado en los últimos años?

No. Es una de las grandes asignaturas. Una agresión física es muy fácil de probar en un juicio, con la parte de lesiones y con el informe médico-forense. Pero demostrar la violencia emocional, la económica o la que sufren los menores por estar viviendo esa situación es más complicado. Hay que seguir luchando para que se tramite como delito.

Es más complicado, pero, ¿la mujer que denuncia humillaciones, desprecios o insultos, está protegida ante la justicia?

Son procedimientos muy difíciles. Te diría que la mayoría de los archivos que se producen en los juzgados de violencia de género son por esto. La violencia psicológica que a veces es muy sutil suele ser violencia continuada durante años y que tiene unos efectos psicológicos terribles. Sin embargo, en el momento de ser denunciado no se le da la importancia suficiente y luego tenemos el problema de que no existe el procesamiento. Yo creo que a día de hoy no podemos decir que ante este tipo de violencias exista una protección, ni total ni absoluta.

¿La violencia que empieza de manera psicológica acaba siempre en agresión física?

No tiene por qué. Es frecuente que se den las dos, cuando hay violencia física sí tiende a estar ocurriendo la violencia emocional también, menosprecios o insultos es habitual, pero se puede dar la violencia psicológica por si misma. De hecho, existe una complicación añadida y es que en este tipo de violencia las víctimas ni tan siquiera son conscientes de estar sufriendo violencia. Muchas veces se sientan con nosotros y cuando abordas la cuestión empiezan a justificar los comportamientos de la pareja y le defienden diciendo que el nunca le ha pegado, que no le ha maltratado. Son situaciones obvias de violencia emocional, pero ellas no lo ven. Son mujeres que vienen con una autoestima completamente destruida porque a base de los años se les ha estado destruyendo y ellas mismas no son conscientes.

¿El perfil de la mujer maltratada responde siempre al mismo patrón?

Se habla mucho de esto. No lo sé. Pero es verdad que siempre hay un componente de sumisión que no se si estaba en el inicio de la relación o es derivado de la violencia sufrida. Muchas veces lo que vemos es que la mujer no es capaz por si misma de ponerle freno a la situación porque lleva en ese ciclo de la violencia tanto tiempo que no se atreve a denunciar o a dar pasos. Otras veces es por tema de los hijos o las dificultades económicas para afrontar la salida de la vivienda. Todo eso suma. No sé si tienen el mismo perfil, pero suelen tener vulnerabilidad que muchas veces están colocadas en esa situación por los propios agresores, porque algo que es muy habitual es que el agresor lo que hace es aislar tanto de familia, amigos de tal modo que sea más fácil para él que la mujer esté en sumisión.

Volviendo a la violencia física, en casos de violencia de género una de las medidas principales es la orden de alejamiento, pero ¿sirve para proteger a una mujer que tiene un riesgo alto de ser asesinada a manos de su pareja?

La experiencia que tengo es que los casos cuando llegan al juzgado se minimizan. Las amenazas de muerte son un delito grave. Sin embargo, normalmente se tramita como un delito leve de amenazas, con lo que estamos hablando de una pena de trabajos en beneficio de la comunidad, penas leves. Muchas veces esto ocurre así por saturación de los juzgados. Ten en cuenta que cuando la mujer denuncia que le han dado un tortazo o amenazas de muerte ese asunto llega al juzgado. Lo primero que se hace es ver si el agresor reconoce o no los hechos. Si resulta que sí, ese reconocimiento de hechos permite dictar una sentencia y acabar con el asunto. Hay interés en que esto sea así porque los juzgados de violencia están saturados y carentes de muchos medios.

Es decir, que solo por confesar que ha amenazado a su pareja o que la ha pegado, ¿se le rebaja la condena?

El reconocimiento de hechos sí implica una rebaja de la pena, pero la víctima tiene que estar conforme. Esto permite celeridad en el cierre del asunto. Por otra parte, las víctimas tienden a querer una orden de protección y no tanto penas más serias. Ellas lo que quieren es que sus maltratadores las dejen en paz, salir de esa situación con una orden de alojamiento lo más larga posible. Esa resolución no es ideal, pero satisface a las víctimas porque el agresor no se puede ni acercar ni comunicar con ellas y si lo hace está incurriendo de un modo de delito de quebrantamiento que nos lleva a sentencias condenatorias serias.

¿Qué pasa si hay orden de alejamiento con hijos de por medio?

Tenemos casuística diversa. La ley de protección a la infancia lo que implementa es que en los casos en los que un progenitor ha sido condenado por violencia de género incluso si se encuentra en curso, la juez pueda proceder a la suspensión de las visitas. Cuando hay un procedimiento de violencia de género no se puede otorgar custodia compartida, la custodia se atribuye a la mujer porque él es el agresor. Cuestión aparte es el tema de las visitas que deberían suspenderse, pero no se está haciendo, se fijan a través de puntos de encuentro o incluso sin esta intervención porque se motiva que es beneficioso para el menor seguir visitando a ambos progenitores.

Es decir, que la mujer denuncia, se retira del lado del maltratador, pero deja a su hija o hijo con él. ¿No cree que esto anime a muchas mujeres a no denunciar para proteger así al menor?

Sí y además no sabes lo complicado y difícil que es suspender unas visitas, aunque el progenitor haya sido condenado por maltrato. Teníamos mucha esperanza en esta ley porque venía a contemplarlo como tenía que ser la generalidad, pero esto no ha sido así y nos genera preocupación. Hay muchas madres que no están tranquilas cuando los menores van con sus padres. Se esta ignorando que esos menores son víctimas de violencia de género y que un progenitor que maltrata nunca puede ser un modelo de referencia para un menor, pero se hace y se sigue haciendo y es un caballo de batalla.

¿Hay que esperar a los 12 años para que el menor le diga al juez que su padre es un maltratador y que no quiere estar con él?

El menor tiene derecho a ser escuchado. Antes se fijaba el límite de los 12 años, y a partir de los 12 era obligatorio. Y por debajo potestativo. Ahora esta ley lo que dice es que a los menores se les escuchara en todo caso. Cuestión distinta es que el juez lo vincule. Es decir, el juez no queda vinculado por lo que el menor le diga o manifieste. Ahí también tenemos a los equipos psicosociales adscritos a los juzgados que hacen una valoración sobre el asunto. Pero no es infrecuente que se siga recomendando las visitas con los dos progenitores. Argumentan que para el desarrollo del menor le va a favorecer las visitas con su padre. Es algo que nunca lo he visto bien pero se hace.

¿Cuántos años lleva como abogada de Violencia de género?

Colegiada desde 2006.

¿Ha visto usted muchos casos de falsas denuncias de mujeres hacia hombres?

No. Nunca. Siempre que me ha venido una mujer que ha denunciado a su pareja o expareja nunca he sospechado que pudiera ser algo falso. De hecho, lo común es que las victimas no quieran denunciar, les cuesta mucho dar este paso. A veces denuncia el entorno por ellas, y ellas aún así no quieren seguir con el trámite.

Se lo pregunto porque, a veces, ciertos hombres se lamentan de que la justicia ampara demasiado a la mujer y que en caso de separaciones muchas mujeres denuncian de manera falsa para “conseguir más beneficios” por ejemplo en la custodia. ¿Qué les diría a estos hombres?

Es que esto no es verdad, para nada es la realidad. Para cuando las mujeres denuncian han aguantado lo insufrible. Su una mujer presenta una denuncia por un insulto puntual te digo que la viabilidad que va a tener en el juzgado es ninguna. De hecho, pocas denuncias vemos que se limitan a eso. Para cuando una mujer denuncia ha aguantado muchísimo. Por otra parte, no hay que minimizar tampoco los insultos. Es que es un comportamiento machista. Eso que dicen no se produce. Cuando una mujer denuncia son casos muy importantes. Es que, además, ¿Qué se piensan estos hombres que es el proceso de denunciar? No es un proceso fácil, ni cómodo ni sencillo. No creo que nadie por una situación de bronca puntual denuncie con todo lo que esto supone.

Esos mismos hombres también opinan que la ley favorece a las mujeres tanto así que en una situación inversa donde ellos fueran los insultados no tendrían nada que hacer si deciden denunciar a la mujer.

Hay que desmitificar esto. Si ellos denuncian a la mujer, se dan las mismas consecuencias penales. Es mentira lo que dicen. Si la mujer produce un episodio de violencia doméstica porque le agrede a él, las penas suelen ser idénticas. Hay que desmitificar esto porque no existe esta desigualdad entre hombres y mujeres. Cuestión distinta es que hay más casos de violencia de hombres a las mujeres. Son muchos más casos y es innegable que esto es así.

21/11/2022