La GI-636 Errenteria-Lezo es ya el mayor punto negro de la red viaria guipuzcoana. Una carretera que suma, en lo que llevamos de año, seis fallecimientos, el último de ellos este mismo lunes, una mujer de 60 años a la que atropelló una furgoneta que se dio a la fuga. En ese mismo punto, en enero de 2023 también murió atropellada Joana Almeida a los 18 años de edad.
El caso fue tan impactante que en el centro en que estudiaba, en Don Bosco, los compañeros del grado superior de Movilidad Segura y Sostenible desarrollaron un proyecto para mejorar la seguridad en esa vía, comenzaron a trabajar con diversos agentes del territorio pero nunca llegó a ponerse en práctica ninguna de sus propuestas. En Onda Vasca hemos charlado con uno de los excompañeros de Joana, y uno de los alumnos del centro que desarrolló el proyecto para mejorar la seguridad en Gaintxurizketa, él es Enrique Rodríguez.
Enrique nos ha explicado que la primera reclamación data de hace 20 años, cuando un trabajador del del polígono Lanbarren murió a causa de un atropella en esa vía. Desde entonces no se ha tomado ninguna medida para hacer ese tramo más seguro.