Los adolescentes no son muy aficionados a la lectura. No es ninguna sorpresa, sino la constatación de una realidad en la que las pantallas han ganado protagonismo. ¿Es la lectura tan importante como nos dicen? ¿Qué efectos reales tiene sobre nuestras capacidades cognitivas? El profesor Miguel Salas, doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, responde a estas preguntas en "(En) plan lector: Sobrevivir a la adolescencia sin dejar de leer".
"Las pantallitas son un factor fundamental en lo que ha pasado, ofrecen un ocio de baja calidad que nos exige poco esfuerzo. Llegas a casa y te apetece algo rapidito, que te haga desconectar", explica en Onda Vasca con Txema Gutiérrez. Leer es un ocio que exige más esfuerzo, pero tiene beneficios fantásticos: Consecuencias positivas a nivel académico y mayor riqueza intelectual y lingüística. "La lectura es el único logro cultural humano que tiene un efecto en nuestras habilidades naturales, como el habla. Las personas que leen más entienden mejor, se explican con mayor claridad. Si nos faltan las palabras, nos falta el pensamiento", explica Salas.
¿Cómo revertimos esta situación?
¿Cómo conseguir que nuestros jóvenes recuperen el gusto por la lectura? "Hay esperanza, es un camino largo, pero se puede hacer", indica Salas. Para ello, podemos seguir estos consejos:
- Leer a los niños desde que nacen. Basta con hacerlo media hora al día, acompañarles en el hábito hasta que le cojan el gusto. Crear espacios de lectura en casa, que haya libros y que se viva en familia es fundamental.
- Lectura en el aula. El papel del colegio es fundamental, que los profesores lean con los alumnos y que les expliquen las lecturas y las trabajen con ellos. Hay que buscar que las lecturas que hay en el colegio conecten con ellos.
- Planes lectores. No hay nada peor que leer por obligación, y más si no hay mucho donde elegir. Es por eso que hay que ofrecer a nuestros jóvenes un rango amplio de posibilidades. Hay tantos libros que todos podemos encontrar aquellos que nos interesen y se adecúen a nuestro nivel. Aquí, de nuevo, el papel del personal docente es primordial. Es necesario ser capaces de intrigar al niño con una lectura, vendérsela bien.
- En casa, la lectura no se debe forzar. No debe ser usada como un castigo ni como un premio. Hay que leer delante de ellos, con ellos y para ellos. Tiene que haber libros en casa y momentos en los que la familia opte por los libros y no por la televisión y las redes sociales.