Vida y estilo

Cuatro curiosidades sobre el Ramadán que tal vez no conocías

Millones de personas que profesan el islamismo siguen estrictamente las reglas del ramadán, el mes lunar santo por excelencia que para los no iniciados en la religión de Mahoma es sinónimo de ayuno y poco más. Sin embargo constituye la etapa de mayor sacr
La voz del moacín suena desde la Mezquita del Olivo, en Túnez.
La voz del moacín suena desde la Mezquita del Olivo, en Túnez. / Begoña E. Ocerin

Actualizado hace 4 minutos

El ramadán coincide este año con el marzo cristiano si contamos también con la fiesta final del Eid al-fitr, que viene a ser como nuestra Pascua. No siempre ocurre así, ya que los meses del calendario musulmán son lunares. Quiere decir esto, que son de 28 días y no de 30 o 31. Durante ese tiempo, los seguidores de Mahoma respetan escrupulosamente los preceptos dictados por el Corán y si hay alguien que no lo hace es recriminado públicamente.

Plano de la Medina de Túnez.

Plano de la Medina de Túnez. B.E.O.

Primera hora de la tarde en la Medina de Túnez. Las viejas fachadas de este laberinto de tiendas llevan contemplando el paso de la Historia desde hace muchos siglos. Aquí yace el fraile mallorquín Anselm Turmeda que un día cambió la Cruz por la Media Luna. Tras unas alfombras enrolladas aún se pueden ver las celdas donde antaño se encerraba a los esclavos en espera de su subasta. Y es que antaño, en este bazar gigantesco, se comerció con personas como ahora se hace con productos destinados al turismo internacional… o con henna y mil especies más para los nativos.

Aquí encuentras herboristerías donde se solucionan los males y se alejan los malos espíritus mediante extraños conjuros; cafetines que disponen de todo tipo de brebajes y exquisitos tés que son servidos en jarras que denotan el paso del tiempo; le citará el que fríe pastas, y el bereber de la esquina le invitará a un dátil tratando de que se fije en él y en los racimos que ha traído desde Jeradou para su venta. Junto a él, su mujer que trenza esparto por si se le antojan un par de alforjas. Todos se mueven al ritmo del tac-tac de los tallistas que se dejan las dioptrías decorando bandejas de bronce para los visitantes. Poco varía con el paso del tiempo. Sólo cambian los rostros.

Aquí se hacían antiguamente las subastas de esclavos.

Aquí se hacían antiguamente las subastas de esclavos. B.E.O.

Casi oculta entre las estrechas callejuelas se encuentra la Gran Mezquita del Olivo, un soberbio templo que se alza en un universo de aromas de perfumistas y que en un tiempo fue refugio de movimientos independistas. En su interior, hombres a un lado y mujeres a otro, rezan a Alá pidiendo una parcela en ese paraíso de suaves deleites que prometió el Profeta para la otra vida. La oración, el ayuno de este mes y el viaje a La Meca son los requisitos primordiales para conseguir la llave de ese cielo.

Actividad de 6 a 18 horas

Este particular mundo, que generalmente está en marcha desde primera hora de la mañana a la noche, cambia totalmente durante el mes del ramadán. La persona ajena a las ordenanzas del Corán aprecia cómo sobre las cinco de la tarde los comerciantes, ya no sólo de la medina, sino de cualquier establecimiento modernizado de las ciudades, va preparando el cierre. Los empleados no se detendrán con los clientes. Las invitaciones a refrescos desaparecerán, los cebos que tan hábilmente ponen al alcance de los viandantes sobre todo en las medinas –“¡Más barato que en Carrefour!”, “¡Ayer me compró uno igual la Pantoja!” y así todo un surtido de frases a cuál más divertida y original–, dejarán de oírse, y el conglomerado de frases en los más variados idiomas, euskera incluido, cesan.

Comercio de especias en el bazar.

Comercio de especias en el bazar. Begoña E. Ocerin

El moacín llama a la oración

Lo que se oye por todos los rincones de todas las ciudades es la voz del moacín desde las torres más altas de las mezquitas recordando el compromiso religioso. No vaya usted con prisas tratando de sacar provecho en el último momento, porque nadie le hará caso. Y si ante todo este cierre masivo y puntual, aún intenta tomar un taxi para regresar al hotel lo tiene muy crudo porque difícilmente encontrará uno libre. No es que estén ocupados, sino que el taxista marcha a su casa donde le esperan los suyos. En cerca de una hora los turistas se ven solos en las calles. Los nativos han desaparecido. Es más, puede que en el propio hotel tenga problemas para acceder al comedor. El personal se ha reducido.

En las medinas es donde se nota más el efecto ramadán, sobre todo la aplicación de la medida religiosa que es llevada a cabo a rajatabla. ¿Por qué este mes es distinto a otros?

“Sólo están excluidos los niños, los ancianos y las mujeres encintas”, me dice Fátima mientras recoge el bordado que tiene a punto de acabar. “Hay tres tipos de normas que regulan el ayuno. Yo me limito a hacerlo siguiendo literalmente las instrucciones del mulah. Los intelectuales, sin embargo, están libres de toda representación mental de tipo pecaminoso. Finalmente están los marabúes o santones, que renuncian a todos los deseos terrenales llevando una existencia de cara a Alá en su preparación para el más allá”.

El tac tac de algunos artesanos parecen marcar el ritmo de la medina.

El tac tac de algunos artesanos parecen marcar el ritmo de la medina. Begoña E. Ocerin

Dos comerciantes vecinos que se dedican a hacer chechías, esos gorros generalmente granates que tan buena fábrica tuvieron en Toledo hasta el siglo XV, suspiran al oír a la muchacha. Para ellos, como para todos los árabes, tras esta vida, espera, si lo han merecido, un paraíso de felicidad: “En el Corán –señala– se recomienda lo bueno y se prohíbe lo malo. El ayuno que hacemos estos días, por ejemplo, es acertado porque el comer y el beber fomentan las pasiones transformándose así en armas del diablo”.

La sabiduría de los viejos se escucha en los cafetines.

La sabiduría de los viejos se escucha en los cafetines. Begoña E. Ocerin

La hora de la verdad

Las reglas del ramadán afectan a las horas solares que se entiende son de 6 de la mañana a 6 de la tarde. En esas doce horas no se debe comer ni beber. Tampoco satisfacer al cuerpo en deseos de fumar o hacer sexo. Ni tan siquiera paladear un caramelo. De ahí que, cuando el sol declina, el personal se va preparando para hacer lo que ha tenido vedado hasta ese momento.

Las persianas empiezan a bajarse y los negocios dan por terminada la jornada. Unos y otros se despiden mientras van recogiendo todos los cachivaches que han descansado en las aceras como reclamo. El tráfico en las calles del centro aumenta de forma ostensible. El claxon de los coches es ensordecedor y los ciclistas sortean como pueden a los peatones. Todo el mundo tiene ganas de llegar a casa y sentarse a la mesa para, a las seis en punto, iniciar la esperada cena que, por cierto, suele ser copiosa.

“Mientras dura el ramadán –me dice la editora Ashaf Azzouz, cuya mesa comparto–, la noche se convierte literalmente en día. En las madrugadas de este mes se rezan oraciones especiales desde lo alto de los minaretes de las mezquitas y los marabúes comunican a sus seguidores los beneficios del ayuno. Nosotros lo consideramos el mes bendito. No tiene un carácter penitencial como piensan algunos cristianos”.

Bordado que prepara Fátima en su taller.

Bordado que prepara Fátima en su taller. Begoña E. Ocerin

30 de marzo, fin del ramadán

Todos los creyentes del mundo islámico esperan con verdadera ansia la aparición en el cielo de la nueva fase lunar que señala el final del mes del ramadán. Y cuando el muftí dé la señal que indique la terminación oficial, que este año será el 30 de marzo, estallará como siempre una gran algarabía. Ese día las gentes se abrazan felicitándose y empiezan los preparativos de una pequeña fiesta denominada id as-saghir. Serán los tres o cuatro días de euforia colectiva que se vive, sobre todo en las medinas de las ciudades árabes preparadas para el gran consumo. Aprecio cierto parecido a nuestras vísperas de Reyes.

En esas fechas suele ser costumbre estrenar ropa, por el hecho de que, según la tradición, las almas y los corazones han quedado como nuevos y hay que estar a tono. Las familias se visitan unas a otras y se recuerda a los pobres a los que se les suele dar aguinaldos por valor de hasta el dos por ciento de los ingresos propios. Es lo que entre los árabes se conoce como la “zakaa”.

Ensalada 'mechouia'.

Ensalada 'mechouia'. Begoña E. Ocerin

Dijo el profeta que mil noches tiene el año para vivir la gloria de los tiempos, pero hay una especial: la noche en que finaliza el ramadán. Posiblemente de ahí hayan nacido las mil y una noches como leyenda ideal para alcanzar el cielo prometido. Lo cierto es que en ese momento de júbilo popular, los árabes recuerdan a sus difuntos y las familias acuden a las tumbas de sus seres queridos para estar junto a ellos. Algunas, incluso, instalan tiendas de campaña en los cementerios donde pasan unos días convirtiendo así a los camposantos en lugares donde las gentes se reúnen y charlan. No faltan las lecturas del Corán y las opíparas cenas.

“Me atrevería a decir –señala Azzouz- que en esta fecha en ninguna casa musulmana falta el carnero para despedir el ramadán. La costumbre está tan extendida en el mundo árabe que ha habido historiadores que han querido ver en ella un paralelismo con el cordero pascual de los judíos. Estas cenas suelen rayar en gula, pues se ha llegado a servir hasta cincuenta platos para tres personas”.

Para estos creyentes, la cita que tienen con sus difuntos al terminar el ramadán es una aproximación a las puertas de un cielo que Alá les abrirá por haber sido fieles cumplidores del ayuno.

EL MENÚ DEL RAMADÁN

Estar doce horas seguidas sin llevar nada a la boca se me antoja un buen sacrificio, pero ver una mesa dispuesta para la única comida de la jornada se me antoja pura gula por el atracón en cantidad que suele prepararse.

En un almuerzo típico de ramadán no pueden faltar el “brick”, una especie de empanadilla gigante que guarda un huevo frito y atún o carne, y el “cous-cous”, a base de sémola, garbanzos y carne de pollo. Son opcionales la ensalada “mechouia” con tomates y pimientos asados en horno de leña, y como postre pastas variadas o los célebres higos pasos de Kabylia. Luego, para la sobremesa, una copa de una especie de turrón líquido muy rico también en calorías.

2025-03-01T17:14:24+01:00
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