Presidente del Partido Popular: Como le ocurrió en julio del año pasado, llega con la lengua fuera al último día de campaña para, en esta ocasión, las elecciones europeas. El suyo empieza a ser un caso no se sabe si para tesis de politología o para un programa del tal Iker Jiménez. Nadie se las pinta como usted para dilapidar ventajas en las encuestas. Y sí, todavía es posible que su partido sea el más votado el domingo, pero no será por el margen que le atribuían cuando comenzó la carrera. No contento con anunciar una moción de censura de la mano de su vituperado Puigdemont, acaba de ver cómo su intento de hacer de Begoña Gómez el centro de la contienda se le ha vuelto en contra. En una jugada maestra (o simplemente desesperada) el PSOE ha convertido a la esposa de Pedro Sánchez su mejor baza electoral. No da una.
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Otra campaña desastrosa