Tailandia, colinda con Myanmar (antigua Birmania), Laos y Malasia. Avanza a paso firme, dejando atrás ciertas sombras de su pasado y posicionándose en un punto intermedio entre la tradición y la modernidad. Aunque aún conserva contrastes propios de un país en desarrollo, su progreso se manifiesta en reformas significativas, como la legalización del matrimonio homosexual y la regulación del cannabis, hitos que reflejan una apertura social y legislativa, donde el dinamismo económico y los cambios culturales conviven con desigualdades aún bastante palpables.

Arrozales en Ban Rak Thai.
La rica gastronomía se basa en una amplia familia de productos, verduras, frutas, carnes y pescados, pasta, chiles y currys, que han tenido influencias de las distintas culturas que han pasado por aquella tierra lejana. Entre los productos fetiche que son imprescindibles están el jengibre, galanga, cilantro, lemon grass, tamarindo, hinojo, cebolleta, lima, albahaca, cebolla, ajo y el delicioso mango, además de papaya con la que elaboran una ensalada popular.
El durian, conocido como el rey de las frutas, hace ya dos décadas que lo probé. Su reputación ha oscilado entre lo sublime y lo repulsivo, debido a su sabor dulce y su aroma para muchos insoportable. Ha pasado de ser una fruta apestosa y prohibida en espacios cerrados a ser un producto más aceptado e incluso inoloro en la actualidad, fruto quizás a los avances en la genética y la agricultura, diseñados para reducir su olor penetrante y hacerlo más accesible para mercados internacionales. Aunque muchos hoteles aún hoy prohíban su entrada.

Venta de Durian en Chiang Mai.
Otro producto omnipresente en Tailandia es el arroz, pilar fundamental en todas las comidas. En los restaurantes con oferta internacional, los picantes se ajustan al gusto del comensal, mientras que en los puestos callejeros se come lo que hay, sin concesiones.
Y, por supuesto, está el curry, en sus múltiples variantes –rojo, verde, amarillo, Massaman, Panang–, cada uno con una mezcla distintiva de especias y chiles que le otorgan una personalidad única.

El lago de Ban Rak Thai.
Bangkok
La Ciudad de los Ángeles, como antiguamente se conocía a la vibrante ciudad, es una caótica urbe, famosa por su street food, que domina cada rincón de sus bulliciosas calles. En cada esquina se encuentra un local para degustar su rica gastronomía donde es muy difícil salir disgustado. Si se opta por vivir una experiencia plena, merece la pena sentarse en cualquier chiringuito, su cultura culinaria no disgusta, a excepción de los locales internacionales o fusión que también existen para otros públicos que lo deseen.
Entre templos dorados y la fuerte presencia del budismo, la capital sorprende con su fusión de tradición y modernidad. Sus canales, que le han valido el apodo de la Venecia de Oriente, recorren la ciudad como testigos silenciosos de su historia, conectando mercados flotantes, barrios vibrantes y antiguos palacios que narran siglos de cultura.

'Street food', imprescindible para una vivir una experiencia gastronómica.
Moverse por sus calles requiere de paciencia y don para el regateo. Mezclando esas virtudes, puede ser incluso divertido coger un tuc tuc, indispensable para adentrarse en la city. Para evitar sorpresas en el precio, la aplicación Grab resulta una alternativa recomendable, permitiendo ahorrar hasta la mitad de lo que costaría un taxi convencional y aún más en comparación con un tuk-tuk.

Uno de los muchos platos que se pueden degustar en los puestos de comida en plena calle.
Bangkok es un espectáculo de contrastes, una ciudad donde todo convive sin filtros. En una misma calle, se cruzan el movimiento gay, la prostitución, las ladyboys, el turismo nocturno en todas sus formas y el street food: un caos magnético o una versión tropical de Blade Runner.
En Chinatown, en pleno Año Nuevo Chino, la influencia del gigante asiático se siente en cada rincón. Las calles, teñidas de rojo por los farolillos, vibran con la energía de la festividad, mientras el aroma del incienso se mezcla con el de los dulces típicos. Esos días, los puestos exhiben frutas de la suerte y sobres rojos repletos de buenos deseos, y las familias, fieles a sus tradiciones, realizan sus rituales para dar la bienvenida al nuevo ciclo lunar.

El restaurante Naam 1608, con vistas al río.
Restaurantes
Naam 1608
Naam 1608 es un encantador restaurante y bar con vistas al río Chao Phraya, en el barrio de Talat Noi. Su entrada, algo discreta y escondida al final de una pequeña calle, requiere que los visitantes se descalcen antes de acceder al interior. El establecimiento se distribuye en dos plantas, ofreciendo desde ambos niveles vistas espectaculares del río y del Santuario Chow Sue Kong ubicado en la orilla opuesta.

Un plato de Pad Thai en Naam 1608.
Entre sus especialidades, el plato más internacional quizá sea el pad thai, elaborado con fideos de arroz salteados con gambas secas, tofu, brotes de soja, tamarindo, salsa de pescado, ajo, azúcar, cebolleta, lima y cacahuetes, con una fina capa de huevo.
También sobresale el moo hong, un guiso tradicional del sur de Tailandia a base de panceta de cerdo cocida a fuego lento en una mezcla de salsa de soja, pimienta negra y especias aromáticas. Para los amantes del marisco, el curry amarillo de cangrejo con fideos de arroz es una opción imprescindible, con una textura cremosa y un equilibrio perfecto entre picante y dulzura.
Los entrantes incluyen opciones como las tostadas de camarón con salsa agridulce y la ensalada de pomelo con langostinos y anacardos, refrescante y llena de matices.

La chef de Jay Fai, de restaurante Jayfai Bangkok, un 'street food' con estrella Michelin.
Jayfai Bangkok
El Jayfai Bangkok es un local asiático galardonado con una estrella Michelin, famoso en todo el mundo por su legendaria tortilla de cangrejo, un plato maestro de la fritura con un punto de cocción perfecto y generosa cantidad de marisco.
Detrás de los fogones, la icónica suprema chef Jay Fai, reconocible por sus inseparables gafas de esquí, se ha convertido en una leyenda culinaria. Su fama creció aún más tras su aparición en el programa Street Food Asia, de Netflix. Su oferta se completa con platos como los drunken noodles con marisco o el curry de cangrejo, preparados al momento sobre fuego vivo al wok, una técnica que lo domina a otra escala.
P. Panich
Otro plato icónico de la culinaria de Tailandia es el postre Khao Niew Mamuang o Mango sticky rice en el idioma anglosajón. Merece la pena degustarlo en el histórico P. Panich, con una receta creada hace 80 años.

El postre Khao Niew Mamuang o Mango sticky rice en el restaurante P.Panich.
Lo que lo diferencia de los demás es la cocción del arroz glutinoso aromático hecho al vapor, que aquí se prepara con un método artesanal. En muchos lugares comerciales, el arroz puede resultar demasiado blando o empapado en leche de coco, pero en P. Panich el grano mantiene una textura firme pero pegajosa, absorbiendo el dulzor de la leche de coco sin perder su estructura. Una delicia combinada con la calidad del mango, presente en todo el país, de variedad tailandesas de temporada, como el Nam Dok Mai, conocido por su textura sedosa y dulzura equilibrada, creando una armonía perfecta de sabores y texturas.

El elegante comedor del restaurante Nusara.
Nusara
Nusara es la expresión más personal del chef Thitid Ton Tassanakajohn, quien ha logrado reinterpretar el recetario tailandés tradicional con un enfoque refinado y contemporáneo. Su cocina se basa en los sabores de su infancia, transmitidos por su abuela, pero elevados con técnicas modernas y una cuidada selección de ingredientes.
El restaurante, distinguido con una estrella Michelin, está ubicado en el casco antiguo de Bangkok y ofrece un menú degustación donde cada plato es un homenaje a la cocina tailandesa clásica con unas presentaciones actuales. Es una delicia de sabores el cangrejo azul con curry amarillo, la ensalada de gambas con hierbas aromáticas y el curry de ternera wagyu, en los que se combinan ingredientes de primera calidad con una ejecución impecable.

Creatividad en un plato del restaurante Nusara.
Nusara se ha posicionado como el sexto mejor restaurante de Asia según la prestigiosa lista 50 Best, consolidando al chef Ton como uno de los grandes embajadores de la gastronomía tailandesa actual.
Ruta Norte: mercados y tradición china
El mercado de abastos de Chiang Mai es un festín. Entre chiles vibrantes, jengibre fresco y frutas tropicales en su punto perfecto, se mezclan hojas aromáticas, verduras frescas y pescados deshidratados. Para los más curiosos, los insectos comestibles se presentan como un bocado exótico dentro de esta amalgama de sabores locales.
Más al norte, enclavado entre montañas y abrazado por un lago sereno, Ban Rak Thai es un rincón singular con alma china en el corazón de Tailandia. Fundado por inmigrantes de Yunnan que huyeron de la guerra comunista, el pueblo ha conservado sus tradiciones, su arquitectura y, sobre todo, su gastronomía. Pero si hay un cultivo que define su paisaje y su identidad, ese es el té Oolong. Las colinas que rodean el pueblo están cubiertas de estas plantaciones, donde los locales cosechan con mimo cada hoja, perpetuando una tradición que se ha mantenido por generaciones.

Venta de chiles en Chian Mai.
En Año Nuevo Chino, Ban Rak Thai se ilumina con mesas repletas de sabores auténticos: pata de cerdo guisada con cilantro y lemongrass, pan bao esponjoso, pak choi salteado y aliños picantes que elevan cada bocado. Mientras tanto, los habitantes navegan por el lago, transmitiendo una calma que envuelve el ambiente en una atmósfera casi mística.
La experiencia gastronómica también es imperdible en Lee Wine Rak Thai Resort, donde los platos tradicionales se disfrutan con vistas panorámicas, mientras que en Yunnan Restaurant, el hot pot y los fideos hechos a mano son los protagonistas. Para un momento de pausa, Lung Dech Tea House invita a saborear tés locales y aperitivos típicos en un entorno acogedor.
Si el mercado nocturno está abierto, es una oportunidad ideal para descubrir productos artesanales y delicias locales. Y para cerrar la jornada, basta con mirar al cielo: los despejados firmamentos de Ban Rak Thai regalan un espectáculo estelar que deja huella en la memoria.

La idílica Nui Beach, en la isla de Koh Lanta.
Islas tailandesas
La costa tailandesa, con su interminable extensión de playas, ofrece un abanico de opciones tan amplio que elegir una sola puede resultar complicado. Desde islas vibrantes como Koh Samui, famosa por sus fiestas al estilo solsticial, hasta rincones más tranquilos y auténticos.
En Long Beach, Koh Lanta, las mañanas comienzan con una escena pintoresca: mujeres locales recogiendo almejas en la marea baja, una tradición que abastece a los restaurantes de la isla.

Recogiendo almejas en Long beach, de Koh Lanta.
En lugares como Diamond Cliff, con vistas privilegiadas a la idílica Nui Beach, o el popular L. Maladee, estos bivalvos se preparan de múltiples formas: asados con hierbas frescas o incorporados a currys aromáticos que reflejan la esencia de la cocina del sur de Tailandia.
Marcada por una fuerte influencia musulmana, la gastronomía costera de esta región destaca por su uso de pescados frescos, especias vibrantes y la presencia reconfortante de la leche de coco, logrando platos de sabores intensos y equilibrados.