Vida y estilo

Cuatro rutas ornitológicas por el norte de Huesca

La observación de las aves es una actividad que cada vez cuenta con más adeptos dispuestos a desplazarse a cualquier rincón para localizar aves que no hayan visto todavía.

Cuando hace un par de años se vaciaron las ciudades de peatones y coches con motivo del confinamiento a causa del covid-19, muchos se sorprendieron de que cada vez se oían más cantos y trinos de pajarillos que se escondían de la vista.

Además, con poco más que hacer que mirar por las ventanas, pronto descubrieron en las inmediaciones pájaros que no eran los habituales gorriones, urracas, palomas y estorninos que habitualmente vemos en el ajetreo urbano. Y con humana curiosidad se esforzaron en tratar de identificarlos

Y así nacieron nuevos pajareros, aficionados a observar e identificar por la vista o por el oído las aves que nos rodean.

Una vez terminada la situación de emergencia, algunos perdieron el interés pero otros decidieron que salir al campo para continuar con su recién descubierta afición y poder conocer nuevas especies.

En alguna de estas rutas no será difícil ver a los buitres planear majestuosos remontando las corriente térmicas. Foto: Pixabay

Por otra parte, el turismo ornitológico es uno de los más activos y las comarcas ricas en especies, o que cuentan con especies endémicas muy especiales lo saben bien. Es un atractivo más que fomentan con entusiasmo.

En este sentido, las comarcas oscenses de Sobrarbe y La Ribagorza, a través del Centro para el Desarrollo de Sobrarbe y La Ribagorza (Cedesor) llevan años ofreciendo unas rutas para la observación de aves para los aficionados.

Las cuatro que aquí recogemos dan la oportunidad de avistar aves de cuatro hábitats diferentes: prados, roquedos, humedales y zonas cultivadas. Eso sí, como cada ruta puede atravesar varias entornos diferentes, algunas especies pueden ser compartidas.

Así que, armados con unos binoculares o con un telescopio de observación ligero, una cámara de fotos, un bloc de notas para apuntar los avistamientos, ropa cómoda y el almuerzo, pueden disfrutar de una interesante jornada en la naturaleza.

1. Ruta del Bujaruelo, aves de prados

Recorre un hábitat ornitológico de ríos y sotos de montaña, prados y bosquetes de piso montano húmedo en los alrededores del municipio de Torla, en la comarca de Sobrarbe. Es un itinerario circular de 3'5 km y se puede hacer en una hora, paradas de observación aparte. Recorre las orillas del río Ara en el tramo que va enttre los puentes de Bujaruelo y el de Oncins. Por la margen izquierda del río se recorre la GR 11. Cuenta con tres puntos de información.

Los dos ecosistemas que se recorren son prados del piso montano y vegetación de ribera. Entre las aves que se pueden encontrar hay piquituerto común, camachuelo común, verderón serrano, acentor alpino, las bisbistas alpina y arbórea, el pinzón vulgar o el mirlo capiblanco. Con un poco de suerte, y según la época, en las zonas más cercanas a la alta montaña podrían verse el gorrión alpino, la perdiz pardilla o el lagópodo alpino.

2. Ruta de La Espelunga, aves de roquedos

En esta ocasión se recorre el roquedo que rodea los municipios de El Pueyo de Araguás y La Fueva, también en la comarca de Sobrarbe. Es un itinerario de ida y vuelta de algo más de 5 km al que se le calculan dos horas de camino, sin contar las padaras para la observaciones que salgan al paso. El sendero recorre la PR-HU 43. Se completa con tres puntos de información.

La ruta comienza en el monasterio de San Victorián y atraviesa pequeños bosques de tipo mediterráneo y pedrizas, entre excelentes vistas de los alrededores, hasta llegar a palpar las imponentes paredes de la sierra Ferrera-Peña Montañesa. Permite observar las grandes rapaces, con los vuelos planeadores del buitre leonado, el quebrantahuesos, el águila real o el alimoche; contemplar y oír a las estridentes chovas; y ya en La Espelunga, bajo las paredes verticales, sorprender al roquero rojo y al treparriscos.

3. Ruta del río Ésera, aves de humedales, riberas y prados

El hábitat que se recorre en esta senda es bosque de ribera y prados ganaderos delimitados por orla arbórea por los municipios de Castejón de Sos y Seue, en la comarca de La Ribagorza. La longitud del itinerario es de 4'6 km que se recorren en una hora y cuarto. Esto solo es la ida, hay que volver hasta el punto de partida en Castejón. En esta ocasión se recorre la PR-HU 86. Se han dispuesto cinco puntos de información. 

El alcaudón es una especie de ave pequeña que sorprende cazando ratoncillos o lagartos. Foto: Pixabay

Esta ruta pasa por tres tramos bien diferenciados, los prados ganaderos donde además de arrendajos, zorzales y mirlos se pueden contemplar escribano cerillo, colirrojo real, curruca capirotada y, con mucha suerte, el chotacabras europeo. En la zona de bosque, además de los habituales los carboneros y herrerillos, papamoscas grises y papamoscas cerrojillos, se puede escuchar al cuco, encontrase con un alcaudón y los paseante nocturnos oçír ulular al búho chico. Finalmente, el río Ésera y en el embalse de Sesué aparecen las aves acuáticas más típicas, como el cormorán grande, la garza real, la gaviota patiamarilla, las lavanderas o el andarríos chico, el martín pescador y la oropéndola.

4. Ruta Los Templarios, aves de zonas de cultivos

Esta es una zona con mayor intervención del hombre al ser pinar de repoblación y campos de cultivo en el municipio de Graus, en Ribagorza. Los 5,5 km del recorrido casi circular entre la plaza de San Miguel y el camping de Regrustán se recorren en dos horas. El tramo que une esos dos punto y cierra el recorrido es urbano. La ruta se corresponde con los senderos señalizados PR-HU 211 y GR 1. Cinco puntos de información jalonan el recorrido.

el mito es un pájaro cantor bastante tímido que se puede oír durante el pase. Foto: Pixabayel mito es un pájaro cantor bastante tímido que se puede oír durante el pase. Foto: Pixabay

Este itinerario circular presenta dos tipos de hábitat bien diferenciados: el pinar de repoblación y los campos de cultivo. Aves asociadas a los campos de cultivo abandonados son la cogujada montesina, la abubilla, los mirlos o las chovas piquirrojas. En el pinar habitan petirrojos, carboneros, herrerillos, mitos, picos picapinos y alguna rapaz, como el gavilán. Y en los campos de cultivo con presencia humana, se avistan palomas torcaces, estorninos, aviones, gorriones, cernícalos y, con un poco de suerte, alguna rapaz nocturna, como el autillo o la lechuza común.

21/05/2022