En la eterna comparación entre lo "fresco" y lo "congelado", muchos consumidores siguen creyendo que las verduras frescas son siempre la opción más saludable. Sin embargo, esta creencia no siempre se ajusta a la realidad. Así lo ha explicado la doctora Isabel Viña, médico y divulgadora especializada en salud y alimentación, a través de su cuenta de TikTok, donde cuenta con más de 86.000 seguidores.
En un reciente vídeo, Isabel desmonta mitos y aclara que, en algunos casos, las verduras congeladas no solo igualan el valor nutricional de las frescas, sino que incluso pueden superarlas en cuanto al contenido de vitaminas. Estas son las cuatro verduras que, según la experta, conservan más vitaminas en su versión congelada que fresca.
Brócoli: un súper alimento que se beneficia del frío
El brócoli es conocido por ser una de las verduras más nutritivas. Rico en vitamina C, ácido fólico, fibras y antioxidantes, este vegetal es esencial en cualquier dieta equilibrada. Lo sorprendente, como explica Isabel Viña, es que el brócoli congelado puede contener más vitamina C que el fresco.
Esto se debe a que el brócoli comienza a perder nutrientes muy rápidamente tras su cosecha. En muchos casos, desde que es recolectado hasta que llega al supermercado pueden pasar varios días, durante los cuales va disminuyendo su contenido vitamínico. En cambio, el brócoli destinado a la congelación suele congelarse pocas horas después de la recolección, lo que permite que se mantenga prácticamente intacto desde el punto de vista nutricional.

Plato de pechuga de pollo con brócoli, tomates cherry y garbanzos junto a otros alimentos saludables como el aguacate o los frutos secos, claves en una dieta equilibrada.
Espinacas: congeladas, más ricas en nutrientes esenciales
Otro caso que destaca la doctora Viña es el de las espinacas, una verdura de hoja verde muy sensible al paso del tiempo. Las espinacas frescas pierden rápidamente nutrientes como la vitamina A, la vitamina K o el ácido fólico cuando no se consumen inmediatamente tras su cosecha.
En su versión congelada, estas hojas verdes se procesan rápidamente para conservar su color, textura y propiedades. Esto significa que pueden mantener e incluso superar el contenido vitamínico de las espinacas frescas compradas en supermercado, especialmente si estas últimas han pasado días en transporte o almacenamiento. Para quienes buscan una fuente rápida y duradera de nutrientes, las espinacas congeladas se presentan como una opción ideal.
Vainas: más estabilidad, más beneficios
Las vainas son otra verdura que gana en valor nutricional cuando se consume congelada. Ricas en vitamina C, fibra y minerales como el magnesio, las judías verdes pueden ver reducidos sus niveles de vitamina si se almacenan en fresco durante mucho tiempo.
Gracias a este proceso, las vainas mantienen mejor su contenido vitamínico en comparación con aquellas que han estado varios días en refrigeración o expuestas al aire. Esto convierte a las vainas congeladas en una excelente opción para incluir en guisos, ensaladas templadas o salteados sin renunciar a sus beneficios.

Las vainas son otra verdura que gana en valor nutricional cuando se consume congelada
Maíz: dulzura y vitaminas
El maíz es una verdura con un alto contenido en vitamina B1 (tiamina), ácido fólico y antioxidantes. En su estado fresco, el maíz tiende a perder sabor y nutrientes con rapidez. No obstante, cuando se congela poco después de la cosecha, estos elementos se conservan de manera notable.
Isabel Viña subraya que el maíz congelado no solo es práctico y fácil de usar en la cocina, sino que también puede contener más vitaminas que el fresco comprado en supermercado, especialmente si ha sido almacenado durante varios días. Ideal para ensaladas o como guarnición, el maíz congelado se convierte así en un aliado nutricional y versátil.

Ideal para ensaladas o como guarnición, el maíz congelado se convierte así en un aliado nutricional y versátil
Lo importante es comer verduras
La conclusión de Isabel Viña es clara: no se trata de elegir entre frescas o congeladas, sino de consumir verduras con regularidad, en la forma que más se adapte al estilo de vida de cada persona. Tanto las verduras frescas como las congeladas pueden ser muy nutritivas, pero en algunos casos concretos, como los mencionados, la congelación ayuda a preservar o incluso potenciar el valor nutricional del alimento.
En un mundo donde el ritmo de vida muchas veces impide comprar y cocinar a diario, las verduras congeladas aparecen como una alternativa saludable, práctica y económica. Lejos de ser un "plan B", en muchos casos pueden ser incluso la mejor elección para quienes quieren alimentarse bien sin complicaciones.