Aitor Elizegi seguro que tiene grabado en su memoria la fecha del 27 de diciembre de 2018. Aquel día, del que hoy lunes se cumplen tres años, el sueño de un aficionado del Athletic que se había ganado la vida entre los fogones se hizo realidad. Tras un recuento muy reñido, ganó las elecciones a la presidencia del Athletic por 85 votos de ventaja sobre Alberto Uribe-Echeverría, que partía como favorito simplemente por presentarse como el candidato continuista. Sin embargo, una campaña más mediática de su rival propició el sorpasso.
En aquel momento la euforia se desató entre los integrantes de la plancha triunfadora. Entonces, los abrazos y besos se sucedieron. Lo de la pandemia solo se conocía por las películas de ciencia ficción; quién lo diría, porque ha condicionado más de la mitad de su legislatura. Treinta y seis meses después, en el Palacio de Ibaigane ya han comenzado la cuenta atrás para hacer la mudanza. Las elecciones apuntan a finales de junio y la única certeza es que en verano será otro quien ocupe el sillón de mando.
Habrá que preguntar al protagonista si ha merecido la pena dejar a un lado su carrera profesional por el Athletic. La realidad es que él mismo ha reconocido no tener energía para seguir al mando de la nave rojiblanca otro mandato más. 2022 será año electoral, está por ver con cuántos protagonistas en la contienda, pero a la espera de que alguien dé el primer paso público –los movimientos fuera de los focos se están sucediendo desde hace semanas–, la actual Junta Directiva tiene sobre la mesa asuntos clave para la institución que debe resolver y que no son baladí. Y como esto es fútbol, si la pelota entra, seguro que el final de ciclo será más liviano para Aitor Elizegi.
REFORMA DE ESTATUTOS
Restan seis meses para que los dueños del club vuelvan a las urnas, medio año en el que las noticias se van a suceder. Unos sufragios que se podrían celebrar con unos nuevos Estatutos ya vigentes. La Comisión de Reforma ya ha presentado el anteproyecto de la constitución del Athletic para el siglo XXI, que busca dotar a la entidad de las herramientas necesarias en el fútbol actual. Es uno de los proyectos estrella de Elizegi, que viene avalado por el trabajo durante dos años de socios con diferentes sensibilidades, apoyado en especialistas independientes para implementar la "gobernanza".
El debate está abierto entre la masa social rojiblanca, que puede presentar sus aportaciones al texto. La opción de que todos los socios tengan la posibilidad de votar cuestiones de importancia para la institución si recaban las firmas necesarias, la coexistencia de la Asamblea de Compromisarios con una Plenaria, la apuesta por una relación telemática con Ibaigane, la supresión de los días del club o la actualización de las cuotas a lo que marque el IPC, son algunas de las novedades del trabajo realizado por Ana Urquijo, Gorka Cubes, Josu Arteta, Aner Uriarte y el propio Elizegi.
Después de comprobar cómo recibe el entorno el anteproyecto y de realizar las correcciones oportunas, si se sigue la hoja de ruta de la Comisión de Reforma, a priori, en marzo o abril serán los compromisarios los que decidan en una Asamblea Extraordinaria si a la tercera, tras los intentos fallidos de Fernando García Macua y Josu Urrutia, aprueban unos nuevos Estatutos para el Athletic. Para ello, dos tercios del máximo órgano de gobierno del club deben dar su voto afirmativo. Y aquí reside el principal escollo del asunto. Si uno revisa los porcentajes de las votaciones en todas las asambleas que ha afrontado la actual Junta Directiva –le han echado atrás en dos ocasiones los presupuestos, le han suspendido la gestión otras tantas veces y le han tumbado el proyecto de la grada de animación– puede pensar que no lo va a tener sencillo.
La contestación al presidente entre los compromisarios ha sido notoria durante los últimos tres años, una realidad que desde algunos sectores del entorno rojiblanco creen que obedece a un control de la Asamblea por parte de los anteriores gestores, que aplicarían el no por el no. Un punto de vista peligroso, porque se puede caer en el error de ver la paja en el ojo ajeno y no percatarse de la viga en el propio. Los integrantes de la Comisión de Reforma de los Estatutos son conscientes de que tendrán que realizar una labor didáctica con los socios para que vean la necesidad de modernizar el club con este texto y que dejen a un lado la figura de Elizegi. En todo caso, los compromisarios tendrán la última palabra.
renovaciones
En el plano meramente futbolístico, Aitor Elizegi también tiene tarea. A la espera de que el equipo dé un paso adelante y pueda luchar por entrar en Europa, algo que no ha logrado desde que alcanzó la presidencia –lo que ha tenido una repercusión negativa en los ingresos–, la dirección deportiva, con Rafa Alkorta a la cabeza, debe decidir sobre una serie de contratos. El más relevante es el de Marcelino García Toral, que termina su relación con el club el 30 de junio. El propio presidente ha insistido en fechas recientes que igual no hay que esperar mucho y dejar cerrado el tema del entrenador.
El meollo del asunto reside en que el asturiano puede que no entre en los planes de la próxima directiva, lo que sería una hipoteca en toda regla. Consciente de las reglas por las que se mueve el fútbol, el propio Marcelino ha instado a centrarse en la competición. Una patata caliente que se tendrá que esclarecer entrado el nuevo año. Recordar que Elizegi se encontró con Gaizka Garitano en el banquillo y le acabó renovando.
Pero al margen del futuro de Marcelino, con un título de Supercopa y dos subcampeonatos de Copa en su haber desde su llegada a Bilbao el pasado mes de enero, Dani García, Óscar de Marcos, Mikel Balenziaga y Ander Capa serán libres de negociar con cualquier equipo con el estreno de 2022. Cada negociación tiene su letra pequeña y todo indica que la resolución no será idéntica en todos los casos. Titular indiscutible para Marcelino, todo lo que no pase por la continuidad del centrocampista de Zumarraga sería una sorpresa.
La situación de De Marcos es diferente. El propio jugador, uno de los veteranos de la caseta, ha expuesto públicamente que será a final de curso, después de ver su rendimiento sobre el verde, cuando analice con el club sus planes de futuro. Situación similar que la de Mikel Balenziaga, aunque el lateral zurdo luce en estos momentos la vitola de titular. Antes de la marcha de Josu Urrutia de Ibaigane, el de Lekeitio les prorrogó a ambos el contrato. Una decisión contestada por parte del entorno. Ironías del destino, si ahora Elizegi optara por lo mismo, probablemente el ruido sería menor, entendiendo la maniobra como un paso para reforzar la plantilla de la temporada 2022-23.
El que tiene un pie y medio fuera del Athletic es Capa. Inédito en lo que va de curso –es el cuarto lateral derecho del equipo–, el portugalujo recibió una cruz por parte de la dirección deportiva tras rechazar una oferta a la baja de un solo año de duración. Que Marcelino no haya recurrido a él en ningún momento esta temporada deja claro cuál es su futuro.