Daniel Luque se llevó los aplausos, los vítores y una oreja, que pudieron ser dos de no ser por el presidente Xabier Sagardoy que se negó a entregársela en contra de la voluntad del público de La Monumental. Luque quiso quitar peso a esta polémica, alejando el foco de la decisión del presidente, afirmando que las sensaciones habían sido “muy buenas” y que pese a que no llegó esa primera oreja pedida por los espectadores, no le iban “a quitar la felicidad” que tenía.
En su segundo toro, Impositor, pudo resarcirse con el premio de la oreja, cerrando una tarde muy buena en la que fue el mejor de la terna. “Estoy feliz porque es una plaza en la que tenía una espinita clavada por todos estos años en los que nunca había terminado de romper. Hoy me voy satisfecho y he podido hacer el toreo que a mí me gusta”, sentenció.
Luque fue el encargado de abrir la faena, pero el debutante Álvaro Lorenzo fue el que se llevó el primer trofeo ante Cazador, tercer toro de la tarde. “Estoy muy feliz de poder debutar en una plaza tan especial y con tanta personalidad, la cual tenía muchas ganas de venir a conocer”, explicó el joven que, animado por el gran comienzo, solo podía pensar en su segundo toro, el que cerraría la jornada.
“Quiero un triunfo rotundo como se merece esta plaza”, mencionaba el toledano antes de entrar al ruedo para enfrentarse con Guardés, el último del día que no se prestó a cumplir ese sueño. “Ha sido un toro más complicado y deslucido. Le faltaba celo y muchas veces venía andando, pero ha sido noble también”, analizaba.
Este final agridulce no desdibujó su primera experiencia en Pamplona, señalando que desea volver para que el público navarro pueda disfrutar de su toreo. “Ojalá volver muchos años a esta plaza y que me puedan ver como yo quiero que me vean”.
De menos a más fue José Garrido que tuvo que enfrentarse a Enmudecido al que le costó darle muerte, algo que también le ocurrió, en menor medida, con Infortunado. “Estoy jodido con la espada, me da coraje. Llevo todo el año matando a los toros, esforzándome todos los días para que las espadas tengan que caer en su sitio y para que los toros queden patas arriba”, lamentó Garrido.
No obstante, en esa segunda faena pudo desquitarse ante uno de los mejores toros de la ganadería Fuente Ymbro. “Estoy feliz de haberme dejado llevar con este toro con la mano izquierda y la entrega del otro. Ha sido una tarde buena, suma y sigue”, detalló el extremeño, que cerró sus declaraciones dejando claro que nadie le iba a “quitar la ilusión" por seguir enfocando las corridas de esa forma.