Los dos viven instalados en el vértigo. Acostumbrados a tener que decidir en milésimas de segundo. Llevan la batuta de dos equipos habituados a un ritmo de partido rapidísimo. Bloques veloces en los que no hay tregua. Siempre a la carrera. Corazones desbocados tras un juego intenso, de muchísimas revoluciones y en ocasiones trepidante. Infernal. Solo aptos para tipos como ellos, Darius Thompson y Mike James, los dos bases de este Cazoo Baskonia y AS Mónaco, que este viernes se verán las caras en el Buesa Arena en un partido en el que hay muchas cosas en juego.
Dos directores de juego claves en sus equipos, pero con estilos contrapuestos. Música clásica y Rock&Roll, poesía y prosa, ballet o danza urbana. La dulzura de movimientos del 'playmaker' azulgrana en contraposición del juego eléctrico y compulsivo del exbaskonista ahora al frente de la sala de máquinas del cuadro monegasco.
La mente fría de un Thompson tranquilo y comedido se cruza con el corazón caliente y el estilo alocado y lleno de excesos de un James eléctrico. Dos formas de llevar la batuta. Muy válidas ambas. Buena prueba de ello es que tanto el de Tenesse como el de New Jersey son jugadores muy válidos en sus respectivos equipos. Los líderes. La proyección de sus entrenadores en la cancha. Cada uno a su manera. Lógico, habida cuenta de que Thompson y James entienden este juego de una manera bien distinta.
Generoso vs individualista
El base baskonista es un tipo más generoso. Siempre piensa primero en asistir a un compañero que en anotar él mismo. Ahí está por ejemplo su récord de asistencias frente al Efes con 16 pases de canasta o las 14 que repartió la pasada jornada ante el Real Madrid.
Su visión panorámica y su capacidad para dar pases milimétricos están a la altura de unos pocos elegidos. De momento, es el segundo mejor de la Euroliga en este apartado con 6,3 por encuentro solo superado por Sloukas, que lleva 6,4.
James genera menos juego. Es un base más individualista con predilección por buscarse sus propios tiros o decidir él en el uno contra uno. Esa verticalidad y ese estilo ofensivo, de un jugador con veneno y siempre dispuesto a lanzar su picadura mortal, le lleva a recibir más faltas que el azulgrana.
5,2 recibe el jugador del Mónaco y algo más de la mitad, 2,7, el del Baskonia. Ese estilo más individualista no quita para que también aporte al conjunto del Principado con una más que notable dirección de juego. Sus 4,7 asistencias por partido, el noveno jugador del ránking en este apartado, así lo confirman.
Juegan y hacen jugar. Y es que también hay coincidencias entre ambos: Por ejemplo, los dos defienden de forma intensa. 1,6 robos promedia el azulgrana, el segundo mejor de la Euroliga en este aspecto, y 1,1 el base del Mónaco, decimosexto.
“ El jugador azulgrana destila serenidad, pausa y se muestra como un jugador comedido, mientras que el base del cuadro monegasco da la sensación de vivir en todo momento con el pie en el acelerador. ”
Capaz de acelerar cuando quiere
La principal diferencia reside en las sensaciones que desprenden sobre la cancha. El jugador azulgrana destila serenidad, pausa y se muestra como un jugador comedido, mientras que el base del cuadro monegasco da la sensación de vivir en todo momento con el pie en el acelerador. Un caballo desbocado. Un Fórmula 1. Thompson también lo es. Y es que su carácter comedido no quita para que también sea capaz de pisar a fondo y dejar atrás a sus rivales gracias a un primer paso endiablado.
Sin embargo, esa parsimonia, esa sensación de querer tener todo controlado y esa delicadeza con la que ejecuta sus movimientos hace que parezca que sea lento, cuando realmente no es así. Es un bailarín clásico ejecutando a la perfección el rock&roll que le ha puesto Peñarroya en la partitura.
Con alma de solista si fuera necesario. No le pesa asumir la responsabilidad en los momentos calientes. Si hay que jugársela se la juega o si está un compañero en mejor posición que él, pues le cede la bola, como hizo con Costello el pasado martes en el Wizink Center. Ejecutor y generador. Todo en uno.
Thompson, mejores porcentajes de tiro
James es más de lo primero. Ese egoísmo le permite anotar más puntos. Por ello, es entendible que el de New Jersey promedie más –16,8 por partido–, que el base del Baskonia, que hasta la fecha lleva 11,4.
“ James lanza 13,8 tiros de campo por partido (5,4 triples y 8,3 tiros de dos), lo que supone casi un 22% de los que realiza el Mónaco por velada. ”
El exjugador azulgrana acapara buena parte del juego de su equipo. Las estadísticas así lo confirman. James lanza 13,8 tiros de campo por partido (5,4 triples y 8,3 tiros de dos), lo que supone casi un 22% de los que realiza el Mónaco por velada. Uno de cada cinco lanzamientos lleva su firma, mientras que Thompson dispara poco más de uno de cada diez en el Baskonia, un 13% exactamente, tras lanzar 8,7 tiros de campo (3,2 triples y 5,5 tiros de dos).
Pese a este menor número de lanzamientos, la diferencia en anotación no es tan destacada y eso se debe en parte al mayor acierto del inquilino del Buesa. Thompson promedia un notable 53,3% en tiros de dos, frente al 46,9% de James, y en triples alcanza un sobresaliente 39,8%, mientras que el jugador del Mónaco se queda en un discreto 27,9%.
El base del Baskonia selecciona mejor sus tiros. De ahí su mayor porcentaje de acierto también. Su cordura y temple para no volverse loco le lleva siempre a tomar la decisión correcta. Es un lujo ver que un jugador capaz de dar más de diez asistencias por partido de ese nivel de dificultad acabe con tan solo una o dos pérdidas.
La clave está en la frialdad con la que se maneja. Thompson y James, dos témpanos de hielo a los que no les puede la presión. Habituados a vivir en la caldera. Un duelo de lo más caliente les espera. ¿Qué estilo se impondrá? El de la cordura del baskonista o la locura impulsiva del jugador monegasco.