El domingo, a la conclusión de la segunda etapa del Tour, en la que Victor Lafay, del Cofidis, sorprendió a los favoritos con un ataque a un kilómetro para el final, muchos ciclistas lamentaron lo sucedido antes de la ascensión a Jaizkibel. En lo que pareció un acto de sabotaje premeditado, los corredores se quejaron de que sobre el asfalto se encontraron con chinchetas que les obligaron a parar y a cambiar de ruedas. En el Cofidis, sin ir más lejos, pincharon todos salvo el ganador de la etapa.
Fue la anécdota de la jornada y David López, ciclista retirado, que no ha querido perderse la salida de la tercera jornada en Amorebieta, insta a que el hecho no pase de ser una anécdota. “Tampoco se le ha dado mucha publicidad. Sabíamos que igual podía pasar algo porque hay gente a la que no le gustan este tipo de acontecimientos internacionales, pero se tiene que quedar en anécdota”.
El de Barakaldo insiste en que “no hay que darle mayor importancia”. “Son hechos puntuales que no enrarecen la carrera. La gente se está comportando muy bien, el recorrido está siendo espectacular y la carrera, el Tour, sale muy reforzado de aquí”.
Ahora que ve los toros desde la barrera, David López asegura que lo vive “con ganas”. “Siempre es bonito tenerlo cerca de casa, poder visitar a gente conocida, y ojalá que se repita algo así en el futuro. Tenemos derecho a que se repita por estar cerca. La afición se porta bien y el recorrido es muy bonito. El Tour se va a quedar con ganas de repetir”.