Cultura

De aquellos jóvenes de los 80 a los de hoy

La sala Amárica acoge hasta el próximo 20 de noviembre la exposición ‘Un juego urbano’ de Miguel Trillo

Fue en 2017 cuando Miguel Trillo visitó por última vez Vitoria con sus imágenes. En el antiguo Depósito de Aguas (Montehermoso) compartió durante aquel verano su mirada en torno a las tribus urbanas de Asia, América y África. Jóvenes y calles, ya sean de aquí o de cualquier otro lugar. En la base del trabajo del autor gaditano siempre han estado esas dos variables que, por supuesto, vuelven a unirse para el regreso a la capital alavesa del creador. Esta vez, eso sí, el punto de referencia para el público está en la sala Amárica.

De aquellos jóvenes de los 80 a los de hoy

Aquí, hasta el próximo 20 de noviembre, se encuentra Un juego urbano, un recorrido temporal y geográfico por los cambios que ha vivido la juventud desde aquellos años 80 en las calles de Madrid que él tanto retrató hasta las nuevas generaciones que en diferentes puntos del continente asiático se dejan llevar por el manga y todo lo que de él se deriva.

De aquellos jóvenes de los 80 a los de hoy

Así, se plantea un viaje por rockers, góticos, heavys, raperos y una buena parte del abanico de familias de jóvenes que se pueden encontrar vinculadas de manera específica a la música, aunque también, en las imágenes más recientes, al cómic. “Siempre se ha criticado a los jóvenes, a las pintas que llevan. Hoy también con el trap. Pero no le veo ningún problema. Todo lo contrario”, apunta el creador.

Cambios

En total, son 104 imágenes las que componen una muestra que se despliega tanto en la zona principal de Amárica, como en una de sus salas aledañas. Son instantáneas tomadas en conciertos, aprovechando las idas y venidas de un público anónimo que se presta a ponerse delante del objetivo. “Cuando empecé salía a la calle con dos cámaras, una con carrete en blanco y negro y otra para las diapositivas. Pero el blanco y negro lo dejé en 1999. No sé, tal vez por lo del cambio de siglo”, sonríe el autor. Después llegaron los viajes por distintos puntos del globo, por calles de diferentes ciudades, “y ya no podía seguir con lo de las diapositivas. Así que desde 2007, hago todo digital”.

La tecnología, la música y la juventud, todo cambia y evoluciona. “Ya no hay vinilos ni imágenes en papel y, sin embargo, diría que tanto la fotografía como la música están en un momento glorioso”. Por eso él sigue tras el objetivo, buscando esa pared ante la que seguir retratando a los nuevos adolescentes. “A veces no sé qué selecciono primero, si el fondo o a la gente”, sonríe. Al fin y al cabo, todo suma y cuenta, cada detalle habla de un momento, de una forma de ser y comportarse, de una manera de mirar al presente y al futuro, aunque no exista.

09/10/2022