Tenía 20 y pocos y estudiaba Arqueología. “Creo que han pasado unos mil años de eso”, ríe Txema Sandoval. “Pensé que sería interesante escribir una novela sobre el mundo egipcio, porque era algo que me apasionaba y que tenía todo el día en mente”. Pero aquellas cincuenta páginas se quedaron perdidas en el tiempo. “Me aburrí muy rápido”. Ahí se quedó la cosa hasta que hace poco más de un año, el actor, escritor y librero se puso a ordenar una serie de papeles y se encontró con aquella huella de su propio pasado. “Cuando leí aquellas páginas pensé que eran un horror, pero me volvió a picar el interés”. Comenzó de nuevo y gracias a eso, hoy La promesa del nenúfar. Ajesenpaatón (Arte Activo Ediciones) es una realidad.
Tanto que este mismo viernes se va a presentar en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, un acto que arrancará a las 19.00 horas y cuyo acceso será gratuito hasta completar el aforo. Será la oportunidad no solo de adentrarse en el relato de esta novela histórica, sino también de profundizar con algo más de detalle en el momento en el que se enmarca el argumento, ese “momento de ruptura” protagonizado por Akenatón, considerado por lo general como el primer gran reformador religioso, un hombre que introdujo también importantes reformas en campos como la política y el arte.
Sandoval fija su mirada, eso sí, en la tercera de sus hijas con Nefertiti, en una Ajesenpaatón que “era la más lista y a la que más querían sus padres. Madre e hija eran tan parecidas que a veces se las confundía. Era la única a la que se la consentía estar en las reuniones con los consejeros del faraón. Aprendió a escuchar antes que a hablar. Es un personaje muy curioso, también porque de toda la familia es la única que no ha aparecido. Nadie sabe dónde está”, más allá de que la idea general habla de que se encuentra en el Valle de los Reyes.
Sin embargo, Sandoval tira de otro hilo, de uno que termina en tierras vascas, tras escapar la protagonista de su Egipto natal tras acontecer una serie de sucesos que ponen en riesgo su vida. “Tiene una esclava que aparece en un papiro, en el que dice que ella es de donde se acaba el mundo –es decir, la península ibérica–, de un lugar donde hay grandes montañas llenas de nieve, donde siempre hay brumas y se encuentran muchos ríos pequeños pero caudalosos”. Eso y una anécdota personal vivida hace unos años en Gipuzkoa, terminaron por configurar esa parte del libro que discurre por estos lares, donde “Ajesenpaatón, digamos, que también hace cosas curiosas”. El autor deja el enigma ahí.
Una mujer de relevancia
Es Ajesenpaatón la gran protagonista de esta obra y lo es, como explican desde la editorial, porque se pretende “hacer justicia contra el olvido”. En un Egipto “complicado y complejo” ella “incluso era la única a la que su padre dejaba hacer un poco lo que quería con sus relaciones íntimas”.
Aunque ya no existía esa tradición, con ella también Akenatón hizo una excepción en otro campo. “En su momento, los faraones tenían la facultad de dar una promesa a alguien, la promesa del nenúfar, que consistía en que esa persona tenía siempre la capacidad, cuando entregaba un nenúfar, de poder ver al faraón en el mismo día. Fue algo que terminó por desaparecer, pero él recuperó aquella propuesta para su hija, que no usaba esa prerrogativa de manera arbitraria, todo lo contrario”.
Todo ello sirve para construir “una novela muy entretenida” en la que el autor ha buscado en todo momento el equilibrio entre la fidelidad histórica y el ritmo narrativo. “Explicar y entretener no es sencillo. Yo he intentado hacérselo fácil a los lectores pero es evidente que hay cosas que tienes que desarrollar”. Así lo contará en la presentación de este viernes, momento a partir del cual el libro estará disponible. Él, mientras, ya tiene terminada la segunda parte de El Tableta, una cuarta novela de la serie de las Casas, y otro libro que está justo terminándose ahora.