UNA de las cosas que enseño en mis clases son las cuentas económico-financieras de las grandes empresas tecnológicas. Es interesante este ejercicio siempre para entender el orden de magnitud en el que se mueven. El free cash flow viene a representar el dinero que genera el negocio de una empresa, una vez que se han deducido los costes de producción. En tres años, Apple ha generado 225.000.000.000 de dólares. Ahora calcula tu free cash flow personal, y entiende el orden de magnitud. Que estamos ante empresas que han batido todos los récords creo que está fuera de toda duda.
Si quisiera Apple, con lo generado en los últimos tres años, podría comprar el 100% de las tres empresas de mayor capitalización de la economía española: Inditex, Iberdrola y Banco Santander. No es que sean grandes, es que son gigantes. Y esto no es un problema único de Apple. Meta (Facebook) está igual. Alphabet (Google), también.
Con esta generación de dinero, es fácil imaginarse que tienen un problema de qué hacer con ese dinero. A ustedes seguro que les pasa como a mí: no se imaginan que esto pueda llegar a ser un problema. Es esa famosa historia que nos contaban nuestros aitas y amas sobre no dejar el dinero debajo de la almohada, porque pierde valor. Ahora, en esta época de inflación, un fantasma económico que hemos vuelto a vivir en Europa, lo entendemos algo mejor. ¿Y qué están haciendo estas empresas tecnológicas? Convertirse, gradualmente, en bancos.
Usemos como ejemplo Meta (Facebook). Tiene como gran objetivo convertirse en una entidad financiera. Según Financial Times, quiere introducir monedas virtuales, tokens y servicios de préstamos en sus app. El serio riesgo que corre su negocio de 120.000.000.000 de dólares / año de publicidad por invadir nuestra privacidad, hace que esté tratando de diversificar sus apuestas. Las monedas, eso sí, serán centralizadas por la propia Facebook. Es importante este matiz, porque nos hace pensar en qué podrían hacer otros bancos que quisieran adentrarse a prestar servicios financieros en los ecosistemas digitales (videojuegos, redes sociales, etc.). Se trata de un mundo por descubrir y mucha audiencia que conquistar, y no necesariamente tiene que estar basado en esas finanzas descentralizadas de las que tanta gente habla.
Starbucks, con el paso de los años, se ha convertido también en una empresa tecnológica y financiera. Cuenta con 25.000.000 de usuarios de pagos móviles (más que Google), 23.000.000 de usuarios en su club de fidelización y una plataforma de inteligencia artificial que denomina Deep Brew que le ayuda a anticipar demandas del consumidor o la necesidad de personalizar algo para sus clientes. Con estos números, podríamos decir que Starbucks también es un banco. Una empresa de experiencia como servicio: estés donde estés, Starbucks siempre te ofrece lo mismo, y encima con el dinero que guarda por ti, para que no tengas problemas de cambio de divisa y de dinero. Tiene todo el sentido entonces que custodie, la propia Starbucks, el dinero de la gente. Se convierte en una manera de guardar a buen recaudo el dinero que luego podrás redimir en tantos lugares, sin tener que pensar qué pedir, dado que siempre será lo mismo que pides cerca de donde trabajas o vives.
Apple, por su parte, acaba de lanzar su propia solución de “compra ahora y paga después”. Apple, se convertirá así en un prestatario más de un ecosistema en el que no paran de nacer empresas que ofrecen pagar por ti, para que se lo devuelvas luego. Con tanto dinero parado en la caja de la empresa, tiene sentido que se haya lanzado a ofrecer este servicio. A finales de marzo, el efectivo neto de Apple era de unos 68.500 millones de euros.
Estas empresas, ¿habrán solicitado ya la licencia bancaria? ¿O estaremos ante el enésimo caso de empresas tecnológicas entrando a convivir en un sector sin respetar algunas de las reglas de juego? El tiempo nos lo dirá.