De la tierra al cielo

Ni Izaki Gardenak ni Libe son un pasado que no volverá. Todo lo contrario. Pero tanto Jon Basaguren como Libe García de Cortázar quieren ahora dar continuidad al proyecto de Pasadena, un dúo cuya idea les llevaba un tiempo rondando, aunque fue la pandemia la motivación para hacer realidad lo que era intención. Así, en noviembre del año pasado se publicó una primera referencia compuesta por ocho temas. “La gente ha respondido muy bien, estamos muy contentos” con el arranque de un camino que ahora suma un nuevo EP, un Izpia que ya es una realidad tanto en su versión digital como en el formato físico.

Son cuatro las canciones que componen una propuesta con la que, toda vez publicada, la formación ya ha actuado en la Azoka de Durango y en Amurrio (en el escenario de Burubio), sin perder de vista que el 10 de enero, Pasadena estará sobre las tablas del Parral. Va a ser su último concierto en Álava hasta que llegue el 16 de junio, cuando el grupo actúe en el Azkena Rock. “Nos hace muchísima ilusión. Además, tocamos el mismo día que Calexico, que para Pasadena es un gran referente. O que Incubus, que es lo que escuchábamos con entre 15 y 20 años”, más allá de que este es un festival “del que somos público” aunque ahora se vaya a estar al otro lado.

Eso no quiere decir, ni mucho menos, que el dúo vaya a estar parado hasta entonces, sino que la gira se desarrollará por otros territorios. Por ejemplo, ya hay cita confirmada en el Kafe Antzokia bilbaíno el 26 de enero. “La idea es tocar todo lo que se pueda, también volviendo a Iparralde” y así fortalecer un directo “en el que van pasando cosas todo el rato y en el que todo va subiendo en intensidad” según se va desarrollando. “Nosotros estamos muy cómodos y nos gusta el formato que hemos conseguido, así que esperamos que la gente sienta lo mismo”.

Componer a cuatro manos

En realidad, estas cuatro nuevas canciones nacen también de la necesidad de completar el repertorio en los conciertos, aunque se perciben las diferencias con el trabajo anterior en diferentes planos. Para empezar porque el primer disco “nos salió muy de tierra, con conceptos como el camino presentes a lo largo de los temas; pero en esta ocasión nos ha salido más de cielo, aire y luz”, explica Basaguren.

Al fin y al cabo, las letras, apunta García de Cortázar, “las escribe Jon en base, muchas veces, a imágenes, ideas, paisajes y sensaciones”, ofreciendo a cada oyente un punto de partida para que luego lleguen las interpretaciones que cada persona quiera hacer. Con todo, los dos reconocen que “da igual de quién sea la idea primera, los dos metemos mano desde el principio”. Eso se vio de manera clara en el primer disco, aunque ahora se han añadido dos matices importantes.

Por un lado, en estas cuatro nuevas composiciones han tenido un papel más activo los músicos que completan al dúo, es decir, Dani Arrizabalaga a la batería, Aitor García de Vicuña a los teclados, Danilo Foronda a las guitarras y Ander Sevilla al bajo. “Han terminado de completar las canciones, no solo grabándolas. Han tenido más influencia en los temas y eso se nota”.

Por otro, está en el resultado final el toque ofrecido por los estudios alaveses Gakobeltz Hit Faktorian, que conducen en Durana Joseba Baleztena y Miren Narbaiza. “Nos sentimos muy cómodos en este tipo de locales. Es un espacio abierto, con un ambiente muy de casa, sin tener esa tensión que te mete la pecera y la obligación de hacer siempre la toma buena. En el sonido de este EP se nota la mano de Joseba”.

Ahora, de todas formas, llega el momento del público. Atrás queda la intención inicial de “haber hecho algo un poco más dinámico”, aunque al final “ha salido lo que ha salido: dos temas oscuros y pausados, y otros dos que pueden ser más intensos”, siempre sobre la base de un sonido único que han construido entre los dos, y que difiere de las propuestas de los proyectos que lideran cada uno por su parte.