Entre papeles, lápices, escuadra y cartabón, sentada ocho horas diarias delante del ordenador y viviendo en la ciudad. Así era la vida de Naiara Ortiz de Elgea hasta el pasado 20 de abril, fecha en la que abrió su granja de gallinas en la pequeña localidad de Adana. Ubicada a escasos 20 kilómetros de Vitoria-Gasteiz, está alavesa cuenta en sus instalaciones con 25.000 metros cuadrados en los que acoge a alrededor de 6.000 gallinas productoras de huevos Eusko Label.
Un modo de entender la vida que, como todo, tiene sus pros y sus contras. “Lo mejor es la libertad, la naturaleza y la tranquilidad que tengo aquí”, apunta Ortiz de Elgea. Por otro lado, el tener que trabajar todos los días para cuidar de las gallinas es lo menos positivo. “Son como 6.000 hijas que tienen sus responsabilidades”, se ríe Naiara mientras las señala. “Hay que alimentarlas y cuidarlas todos los días”, añade. Unas gallinas camperas que se crían al aire libre, garantizando el espacio que necesita cada una de ellas. Su alimentación está estrictamente controlada, basándose principalmente en trigo, cebada y maíz. Una inspección exhaustiva que se realiza hasta la misma llegada del producto a los principales supermercados.
Trabajando de lunes a domingo, pero feliz. Así es la nueva vida de Naiara Ortiz de Elgea en la Llanada Alavesa. Un oficio en el que, pese a no tener compañeros y tener que afrontar sola los problemas , se muestra activa y realizada. Una inversión a largo plazo con la que se muestra muy optimista. “Esperemos que la cosa vaya bien”.