El episodio vivido en el Congreso por los ataques de una diputada de Vox a la ministra de Igualdad, Irene Montero, al decir que su único mérito ha sido "estudiar en profundidad a Pablo Iglesias", palabras reprobadas por los demás grupos y que serán retiradas del diario de sesiones, se suma a otros encontronazos parlamentarios de Vox de las últimas semanas.
En este caso, sus manifestaciones desde la tribuna del Congreso han suscitado la condena de la Presidencia de la Cámara, del Gobierno y de la práctica totalidad de las fuerzas políticas por entender que resulta "indecente y lamentable" utilizar insultos y alusiones personales para atacar a un oponente político.
Pero los otros incidentes dialécticos ocurridos también en sede parlamentaria, como el Senado o las Cortes de Castilla y León, y que han derivado en intervenciones de los presidentes de ambas instituciones, han sido motivados por manifestaciones más del ámbito político, bajo el leitmotiv de tachar de "criminal" o "traidor" al Gobierno de coalición y de acometer contra sus socios parlamentarios.
El pasado 25 de octubre, en las Cortes de Castilla y León, el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, de Vox, acusó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de ser el "líder" de una "banda criminal".
El exabrupto ocasionó un escándalo y duros reproches del PSOE, que llegó a exigir su dimisión, y sus palabras fueron suprimidas del diario de sesiones por el presidente de las Cortes, de su mismo partido.
La descalificación, extendida al conjunto del Ejecutivo, ha sido recuperada por parlamentarios de Vox en diversos foros.
La senadora andaluza Pepa Millán, en el pleno del Senado del 15 de noviembre, tachó al Gobierno de "traidor, sometido por ERC y por Bildu" y dijo que "ha elaborado las leyes a medida de los criminales".
Como lo dijo cuando se debatía una moción de ERC sobre inversiones del Estado en Girona, el presidente del Senado, Ander Gil, le hizo ver que debía atenerse a la cuestión, primero de forma reservada, y después formalmente, al llamarle a la cuestión.
Pese a ello, Millán insistió en recriminar a ERC que se dedicara a "blanquear" al Gobierno y "sus crímenes"; posteriormente presentó una queja ante la Mesa al entender que Gil había vulnerado su derecho a expresarse libremente.
Ayer mismo, poco antes de que en el Congreso se montara el rifirrafe a cuenta de las palabras de la diputada Carla Toscano contra Irene Montero, en el Senado hubo otro incidente protagonizado por la senadora de Vox, Yolanda, en el debate de una moción del PP sobre la ley del solo sí es sí.
"Señorías, se escandalizan por un piropo pero rebajan las penas a los agresores sexuales. Son ustedes un Gobierno criminal", espetó la senadora dirigiéndose a los socialistas durante su intervención en el pleno, generando airadas protestas de los senadores del PSOE.
El presidente Ander Gil le pidió que utilizara "un lenguaje que no fuera hiriente para nadie", pero la senadora se defendió bajo el argumento de que ella se aguantaba cuando la llamaban "asquerosa, fascista y mala persona" sin recibir el amparo de la Presidencia, y reiteró sus ataques a los grupos del Gobierno "de ideología criminal".
Merelo había dicho también que "la única forma de terminar con las agresiones sexuales es evitar el efecto llamada a la inmigración ilegal procedente de países donde no se respeta la mujer", y por ello, al acabar su turno, la senadora de ERC, Ana María Surra, de origen uruguayo, se quejó porque había "insultado" a inmigrantes como ella al decir que la inmigración "es la que trae la criminalidad".
Ander Gil preguntó a la senadora de Vox si se disculpaba, pero ella aseveró: "Yo no me voy a disculpar y no voy a retirar ni un punto ni una coma de mi intervención".
Todavía este jueves, bajo los efectos de lo sucedido ayer en el Congreso, Vox ha vuelto a calentar los ánimos en el hemiciclo, cuando su diputado, Víctor Sánchez del Real, ha rebajado a "bronca de colegio de monjas" el ataque a la ministra Montero y ha defendido la "hombría" y el "coraje" de su compañera Carla Toscano.