El estruendo de los cañones y escopetas volvió a dejarse sentir ayer en las calles de Antzuola. Tres años después de su última representación, el Alarde del Moro regresó por la puerta grande. Entre pólvora y sonrisas, el rito de autoafirmación de la comunidad an-tzuolarra, que revive los hechos acontecidos durante la batalla de Valdejunquera el 26 de julio del año 920, ofreció todos sus ingredientes.
En los últimos compases se vivieron momentos emotivos con el homenaje a Gorka Garitano, fallecido en mayo de 2020, que desempeñó diferentes funciones en el Alarde, y la despedida, en forma de agradecimiento, de Juan Carlos Gómez como rey moro, papel que ha encarnado desde 2009.