Planchar se presenta como una de las labores más aburridas del hogar y por ello muchas veces la vamos retrasando. Pasan los días, y después de poner varias lavadoras, las prendas se van acumulando en el cesto hasta formar una tremenda montaña.
De esta forma, llega el ineludible momento de la plancha y es que hay prendas, como las que usamos para salir a la calle o para ir a trabajar, que tenemos que planchar sí o sí. Llevar la ropa arrugada puede causar mala impresión, mientras que llevarla bien planchada es un signo de limpieza e higiene.
Sin embargo, no debemos ni podemos planchar toda la ropa que guardamos en el armario, sino que hay ciertas prendas que requieren un cuidado especial puesto que con el calor de la plancha se pueden estropear. En este caso hablamos de la ropa interior y si quieres que te dure más y en buen estado, lo mejor es que no la planches.
La mayoría de estas prendas están confeccionadas con fibras sintéticas que facilitan la elasticidad para que se adapten mejor al cuerpo y sean más cómodas y más fáciles de usar. Sin embargo, este material es muy sensible al calor y si le pasamos la plancha es probable que se dañen, se quemen o encojan. En el caso de la ropa interior de algodón, tampoco debes plancharla, ya que muchas veces está cosida con hilos de plástico que se queman al plancharlos y después la prenda ya no resulta cómoda.
Cómo lavarla para que dure más
Tener un cuidado especial con la ropa interior te permitirá alargar su vida útil. Puedes lavarla metida en bolsas especiales para la lavadora, de forma que no se mezclen con el resto de la ropa y se estropeen durante el lavado.
Lávala con un programa para ropa delicada con agua fría, ya que el agua caliente hace que la lencería se agrande y pierda su forma original. Usa jabón líquido y evita el suavizante que hace que las fibras sintéticas cedan antes. Si puedes detener la lavadora antes del centrifugado y sacar la ropa, esta sufrirá menos.
Consejos de secado
Lo más recomendable es secar la lencería al aire libre, evitando la exposición directa al sol, y cuanto más estirada mejor. Si puedes colócala extendida en la parte superior del tendedor y si vas a utilizar pinzas, mejor que sean de plástico y no muy fuertes, y ponlas en las costuras para que no quede marca. En el caso de los sujetadores, ponlos doblados por la mitad y con los corchetes cerrados para que si el aire los mueve no se enganchen con otras prendas.
Tras recoger la ropa del tendedor, procura guardarla lo más estirada posible y respetando su forma natural. Evita colocar en invierno la lencería sobre los radiadores, ya que, al igual que la plancha, el calor le hará perder su forma y su elasticidad.
Planchado, ¿sí o no?
El planchado de la ropa puede ayudarnos a eliminar todas las bacterias de las prendas y a devolver la forma original a aquellas que bien por su uso o por haberlas lavado o tendido de una manera incorrecta, pueden presentar mal aspecto.
Si pese a todo no te puedes resistir a planchar la ropa interior, hazlo colocando un paño de algodón entre la plancha y la prenda; este actuará como barrera para el calor y para la presión de la plancha. Utiliza el vapor de la plancha y dale una sola pasada para eliminar las arrugas más resistentes.
En el caso de prendas lenceras más grandes, cuélgalas de una percha en el baño y el vapor de la ducha la estirará por ti. En caso de duda, consulta la etiqueta de las prendas en las que se indica si se deben planchar o no y cómo hacerlo.
En resumen, si quieres una larga vida para tu ropa interior lo más recomendable es no plancharla. Si la lavas y la tiendes de la forma adecuada, probablemente esta luzca impecable sin necesidad de pasarle la plancha.