El caos fue total durante varios días. A la falta de comunicación por tierra con muchas localidades se sumó el vacío informativo debido a la caída de las redes de comunicación de la época. La radio y la prensa escrita volvieron a convertirse en el único y principal aliado para luchar contra el espanto a lo desconocido y a lo irreconocible. La noche y el estruendo del agua se habían llevado por delante calles, puentes, casas… y personas. También personas.
Algunas perdieron la vida en aquellas inundaciones de hace cuarenta años que sorprendieron a un buen puñado de familias volviendo de vacaciones. Quedaron atrapadas durante horas y horas en las carreteras y no pudieron telefonear a sus familiares para decirles que ya estaban en casa. Fueron días de auténtica angustia. De intranquilidad por ese silencio agotador.
Desde aquel primer momento, DEIA se puso al servicio de las personas damnificadas por aquel desastre. Las páginas de este periódico aseguraron un espacio para publicar anuncios de alojamientos, avisos y llamamientos varios. Por ejemplo, en la edición del día 8 de septiembre el Ayuntamiento de Bilbao pedía a todos los voluntarios que se dirigieran hacia la zona del Peñaskal “donde todavía se necesita mucha gente para ayudar en las tareas de desescombro”. Estas pocas líneas –suficientes para transmitir un mensaje– precedían a otras como: “Se necesitan 15 personas para ir con un tráiler a Bermeo para cargar comestibles. Presentarse en la Feria de Muestras preguntando por Tomás”.
“Aún queda mucha gente angustiada por el paradero de sus familiares”, “Buscan noticias de sus familiares” o “Desean tener noticias” fueron algunos de los encabezamientos elegidos para insertar un rosario de mensajes cargados de incertidumbre y drama: “Familia Rojero solicita noticias de la familia Castañares, de Areta”, “Interesa localizar a José García o Santiago Molina”, “Antonio Ugarte Gamiruaga, de Llodio, quiere tener noticias de su sobrino José Antonio”, “Antonia Medina, de Basauri, y María Luz Medina, de Churdinaga, avisen a sus familiares en Barcelona en los teléfonos…”.