A falta de Radamel Falcao, cuyo nombre causa pánico en San Mamés y alrededores, Marcos André. Dos futbolistas que le han amargado la existencia al Athletic en solo cinco días y que han reabierto viejas heridas que parecían cerradas en el conjunto rojiblanco. Quizá Marcelino García Toral solo haya puesto la venda y le quede aún mucho trabajo por delante para sanar definitivamente la herida. Si el martes contra el Rayo fueron varios los factores que permitieron al conjunto madrileño asaltar La Catedral en el tiempo de descuento, ayer sábado sucedió tres cuartas partes de lo mismo. A un nuevo despiste defensivo –ayer sábado fue Nico Williams quien se debió ganar la reprimenda del técnico por seguir con la mirada a Guedes– hubo que añadir la incapacidad del equipo para tener el balón controlado y dormir el partido. Y todo, ante un Valencia que jugó con diez desde el minuto 82, lo que agrava la situación y merece una reflexión aún más profunda.
Las mejores imágenes del Valencia - Athletic. Fotos: EFE y AFP
Si en algo ha hecho hincapié Marcelino es en minimizar los errores fue el colectivo el que se descompuso en el tiempo añadido Un mal endémicoEl trabajo hasta la extenuación, el sacrificio individual y colectivo de este Athletic nunca han estado en entredicho, pero ni ahora ni en las recientes etapas de Gaizka Garitano, Eduardo Berizzo o José Ángel Ziganda. Los buenos resultados cosechados en los cinco primeros encuentros de la temporada, con un balance de dos victorias y tres empates propiciaron muchos elogios hacia Marcelino y sus futbolistas, quizá desmedidos, pues no eran números muy diferentes a los logrados por Garitano en el arranque de hace dos temporadas. De hecho, disputadas ya siete jornadas, en la comparativa entre ambas campañas, con una propuesta que no dista mucho la una de la otra, en la que no encajar gol es la primera premisa, los registros del asturiano son peores. Ligeramente peores, cierto es, pero lo suficiente como para mantener los pies en el suelo.
El Athletic del ahora entrenador del Eibar se descompuso con el paso del tiempo y, curiosamente, su derrota frente al Valencia en San Mamés supuso un antes y un después. Entonces, además, el conjunto rojiblanco acabó la séptima jornada con doce puntos de 21 posibles y un balance de siete goles a favor y tres en contra. Ahora tiene dos puntos menos su casillero, ha marcado un gol menos y ha encajado uno más, fruto de que le cuesta más disparar entre los tres palos (26 tiros a puerta con Garitano y 22 con Marcelino). En el apartado defensivo, además, su rendimiento es algo peor también, ya que ha recibido un tanto más en el mismo número de disparos a gol.
Resultado justo y esperado
Sea como fuere, el empate entre Athletic y Valencia no puede considerarse injusto por ninguna de las dos partes, toda vez que dispusieron de idéntico número de ocasiones de gol. Simón y Cillessen se lucieron ante Wass y el mayor de los Williams, respectivamente, y la igualada a uno final no hizo si no reflejar el histórico de ambos equipos en su trayectoria liguera. No obstante, el conjunto rojiblanco es el que más empates ha cosechado en la historia de la liga (689 con el de ayer) y los ché, los segundos (665).
Además, si a la ecuación se le añade a Marcelino García Toral, el entrenador que más igualadas ha firmado en sus 28 primeros partidos al frente del banquillo del Athletic en la competición doméstica, un total de 14, y que el estilo de juego del Valencia guarda muchas similitudes con el de los leones, el empate era lo más esperado. No tanto la forma en la que llegó, asunto este que debe exigir una profunda reflexión en la caseta.