La variante B.1.617.2 del coronavirus, inicialmente conocida como india por su origen en el subcontinente asiático y rebautizada después como delta, se ha convertido en la máxima fuente de preocupación para las autoridades sanitarias en esta fase de la pandemia.
No solo por su elevada capacidad de transmisión, que se estima un 60% mayor que la cepa británica –o alfa– todavía predominante a nivel local, sino también por su demostrada habilidad para eludir los anticuerpos incluso en comunidades donde la vacunación se encuentra ya bastante extendida.