Demetrio Soria, de 59 años y vecino de Barañáin, vendió ayer sus frutas, como todos los jueves, en el mercadillo de Villava, tras haber estado “el miércoles en Burlada, el martes en Irurtzun, el domingo en Landaben y el sábado en Irún”. Afirma haber estado “toda la vida” tomando parte en mercados.
Los años más duros de la pandemia, 2020 y 2021, “no estuvieron mal”. Si bien “los mercados se suspendieron”, pudo vender “en almacenes” y “aplicando distancias de seguridad, gel y el resto de medidas obligatorias”. “Así salvamos los trastos”, declaró.
Este año, el frutero asegura que la subida de precios “se nota bastante porque la gente gasta menos”. También afecta en la capacidad de los comerciantes a la hora de adquirir productos de cara a la venta: “No hay lo que queremos, cuesta mucho comprar y no sabes lo que te vas a encontrar”.
Debido a que “los precios son carísimos”, hay “mucho menos de cada género, en la mayoría de casos la mitad que antes, y en otros, menos de la mitad”. Esto se ha acentuado “las últimas semanas”. Soria espera que en el futuro, de cara al invierno y más allá, “las cosas se vayan solucionando y mejoren poco a poco”.
OTROS VENDEDORES
Asier y Alfonso, de Calahorra, cuentan con un puesto que lleva comercializando fruta “desde hace 27 años”. Venden sus frutas “cuatro días a la semana por diferentes pueblos de Navarra” y también acudieron ayer al mercadillo de Villava.
Ahora “los precios están subiendo como los cohetes”. “A nada que compras cuatro cosas te sube el coste una barbaridad”, aseguraron. Para compensar las pérdidas, los propios vendedores se han visto obligados a incrementar el precio de sus artículos.
Aun así, los dos fruteros van “a seguir como hasta ahora y mirar día a día, porque esto de un momento a otro puede cambiar de manera radicalmente”. “Con tal de que la venta no vaya a menos, estará bien”, concluyen con determinación.