Los episodios violentos vuelven a sacudir al fútbol vizcaino. En este caso los incidentes se produjeron a la conclusión del encuentro que disputaron el pasado sábado en el campo de Zaldupe el Aurrera de Ondarroa y el Abanto, dentro de la vigésimo tercera jornada de la División de Honor y que se saldó con tablas (1-1), cuando nada más dado por finalizado el mismo por parte del colegiado el guardameta del Aurrera saltó la valla sita detrás de la portería que defendía en ese momento para agredir físicamente a uno de los jugadores del conjunto visitante que no estaban convocados y al que propinó una serie de puñetazos y patadas (sufrió policontusiones) que desencadenó en una pelea a la que se sumó un compañero del equipo del agresor y en la que también salieron lastimados otros dos futbolistas del Abanto (uno de ellos tuvo que ser asistido por un fuerte impacto en un ojo), al mismo tiempo que tuvieron que intervenir varias personas de los dos clubes para que los daños no fueran a más.
Al parecer y según denuncia el Abanto, su futbolista que padeció las policontusiones, que tuvo que acudir hasta en dos ocasiones a Urgencias del Hospital de San Eloy de Barakaldo, presenciaba el partido con otros compañeros y portaba unas muletas con motivo de la intervención a la que fue sometido recientemente por una rotura de cruzados de la rodilla, cuando fue agredido por los dos jugadores del Aurrera de Ondarroa, hechos que reconoce a DEIA el presidente de esta última entidad, Mikel Santiso, y que los considera "lamentables y condenables, porque no se puede justificar lo injustificable". "No vale condenar lo ajeno y cerrar los ojos en lo propio. La agresión está clara y personalmente le pedí perdón al delegado del Abanto. Tomaremos las medidas pertinentes dentro del club", explica Santiso, que, sin embargo, exculpa a un tercer jugador del equipo local que en el acta arbitral aparece también como uno de lo agresores, "cuando lo que hizo fue intentar separar a los implicados y poner fin a la pelea".
Txemi Rodríguez, presidente del Abanto, afirma a este diario que se trata "de un tema muy grave y que nunca había sufrido con anterioridad algo parecido en mis 18 años en la presidencia de este club". "En el acta se detallan los incidentes y los agresores están identificados, al mismo tiempo que uno de los asistentes del colegiado también fue hostigado por aficionados del Aurrera y seguidores nuestros le tuvieron que proteger. El asistente vio cómo al menos un futbolista del Aurrera saltó la valla y se lió a golpes con nuestro jugador, a lo que se sumaron otros", declara Rodríguez, que expone al mismo tiempo que en el trayecto a los vestuarios, sitos en el cercano polideportivo, "la plantilla fue objeto de insultos, de algunos zarandeos y de escupitajos procedentes de aficionados del Aurrera".
El mandatario del Abanto apunta que esta noche tiene previsto reunirse por separado con los jugadores de su equipo implicados en esa pelea, adelanta que ya ha contactado con la Federación Vizcaina de Fútbol para presentar alegaciones y que en las próximas horas analizará con los miembros de su Junta Directiva las medidas "que tomaremos, además de valorar llevar al caso a un abogado".
Su homónimo en el Aurrera, mientras tanto, subraya que "no podemos defender lo indefendible pese a los insultos que hubiera recibido nuestro jugador por parte de ese grupo de chavales del Abanto". "Está mal insultar por parte de ellos, pero pegar está peor. Nos toca apechugar y que sirva de ejemplo. Acataremos la sanción que nos puedan imponer, porque por encima de todos está el nombre de un club que tiene más de cien años de historia y por encima de la entidad no puede pasar nadie", concluye Santiso.