Tiene dos caras. Una es la más común, la más visible, la que muestra y refleja el amor, el reencuentro, la ilusión, es la que da paso a la esperanza. Pero tiene también la más oculta, la que trae consigo el dolor, la nostalgia, el miedo a la ausencia, es la que agudiza la tristeza e incluso la depresión. La navidad no solo es momento de felicidad, para muchas personas estas fechas se convierten en momentos muy complicados, especialmente cuando ha habido un fallecimiento reciente.
Irritabilidad, nerviosismo, incluso sensación de vacío, los síntomas dentro del trastorno depresivo (también se le denomina navidad blanca o blues de navidad) pueden ser varios. Además de mostrar estos síntomas anímicos que golpean a nuestro estado de humor, el trastorno del ánimo navideño también puede mostrar síntomas somáticos como cambios en el sueño, en la alimentación o incluso molestias físicas, entre otras y, también, síntomas cognitivos (por ejemplo, tener una visión negativa sobre uno mismo). En cualquier caso, para salir de esto, es importante, si se necesita, acudir a un profesional que ofrezca distintas herramientas y lograr una correcta gestión de las emociones, para ponerle freno a la depresión o lidiar con la ausencia de las personas queridas que han fallecido recientemente.
Marta González Pescador es doctora en psicología y especialista en psicología clínica y, actualmente, es una de las profesionales que está al frente del servicio PsicoLan que ofrece La Fundación San Prudencio a las empresas. En este servicio los distintos profesionales ofrecen soluciones prácticas para avanzar y mejorar cualquier situación que provoca daños a la salud emocional de la población trabajadora ofreciendo intervenciones graduadas y a medida, con apoyo, asesoramiento y seguimiento de un equipo multidisciplinar. Uno de los problemas en los que están ayudando ahora estos profesionales de la Psicología en PsicoLan es precisamente los trastornos del ánimo que pueden empeorar en épocas navideñas. El servicio PsicoLan se ofrece desde la empresa a las personas trabajadoras que requieren ayuda de salud emocional, salud mental no grave, por motivo laboral o personal y que afectan no solo al ámbito personal sino también a su rendimiento en el trabajo.
En este sentido, la profesional González Pescador asegura que es más común de lo que se piensa sufrir emociones desagradables a pocos días de la navidad, especialmente cuando en la mesa habrá ausencias por primera vez. “La navidad es igual para todos en el sentido que es un extra del año que todos vivimos, pero desde luego no la vivimos por igual. En general se mueven emociones, emociones agradables, alegría e incluso algunas personas euforia, pero también emociones desagradables y tan necesarias como las anteriores: la ira, la rabia y, a veces, también tener miedo”, explica.
De hecho, desde el servicio PsicoLan también están atendiendo a trabajadores que están sufriendo ansiedad y depresión y que están empeorando en estas fechas: “En una de las consultas recientes de PsicoLan, hemos escuchado la angustia de un padre ante la posibilidad de que una hija que vive en el extranjero no venga este año a las fiestas navideñas por motivos de trabajo. Este padre que está siendo tratado por nosotros por un proceso previo de trastorno mixto de ánimo y de ansiedad, está empeorando su sintomatología de tristeza y ansiedad en relación con la navidad”.
Pero, ¿cómo se puede afrontar este estado depresivo? En primer lugar, es importante el tratamiento psicológico que en estos casos ha demostrado su eficacia. En segundo lugar, es importante tratar de incentivar a la persona a realizar actividades que antes le producían placer, escucharla y hacerle ver que no está sola. Para la experta la superación también pasa por la propia aceptación. “Escuchar a la persona, reforzarle que reconozca y que lo exprese, acompañarla y atenderla a medida, es esencial para lograr superar esta situación. En PsicoLan trabajamos a medida, singularmente, ya que no todas las estrategias valen igual para todas las personas. En las familias lo que puede ayudar y lo que puede funcionar para manejar este malestar es preguntar a nuestro ser querido qué quiere, qué siente y qué quiere hacer con lo que siente. Después es necesario aceptar y respetar la propuesta que esa persona haga”, explica y añade: “Las decisiones que se tomen pueden ser distintas; una persona puede elegir en un momento dado ir a la celebración familiar, pero con la idea de retirarse temprano, pero a otra persona le puede venir mejor pensar si se queda hasta el final cantando villancicos con los niños. En cualquier caso, todas las estrategias que propongamos los profesionales deben ser a medida y ajustadas para cada paciente y sus emociones”.