25 de octubre de 1959
durante mucho tiempo fue una práctica habitual en los clubes de fútbol, sobre todo cuando tenían que disputar encuentros oficiales alejados de su lugar de residencia, el contratar algún amistoso –bien a la ida o a la vuelta– con algún equipo cercano a la zona dónde se tenía que disputar el partido en cuestión. Estas confrontaciones solamente tenían un fin –para el equipo viajero– y era el poder recaudar cierta suma de dinero, para hacer frente al coste económico del desplazamiento.
En la primera temporada, 1928-29, en la que el Deportivo Alavés compite en Segunda División, los albiazules contrataron varios partidos amistosos antes de enfrentarse al Valencia (3-0) en Mestalla, el 24 de marzo de 1929. Con el importe de lo 'facturado', el equipo realizó una especie de 'stage' invernal en Benicasim (Castellón).
En la campaña 1941-42, en Segunda, el conjunto de Mendizorroza jugó dos partidos consecutivos fuera de casa. El 26 de octubre frente al Gerona (2-1) y el 2 de noviembre en Inca (Baleares) con el Constancia (3-0). Tras el primer partido los albiazules no regresaron a Gasteiz, montaron su 'cuartel general' en Barcelona, jugando un amistoso con el Barça. En la siguiente temporada, 1942-43, más de lo mismo.
Partido en Gerona (4-0) y luego frente al Constancia (6-0), ambos también en Segunda División. Entre ambas goleadas los jugadores se quedaron en tierras catalanas, junto a dos directivos, masajista y entrenador. Los anteriores son algunos ejemplos ilustrativos de las venturas y desventuras del "Glorioso", en unos tiempos –casi siempre– que las pesetas brillaban por su ausencia.