El viernes finalizó la 36ªedición de la Vuelta a Pamplona con la disputa de la cuarta etapa de la prueba masculina. Un inesperado ataque de Bernardo Gastón provocó que asaltase la general y se llevase el maillot verde. El navarro Mikel Uncilla se quedaba a las puertas de la gloria tras un gran trabajo en estos 4 días.
Tras los seis días de carrera con una organización impecable y un recibimiento merecido, la etapa se tornó más emotiva que nunca. Por un lado, el comienzo y final en la capital navarra, con especial hincapié en la última subida por el portal de Francia hacia Caballo Blanco, crean una atmósfera única e irrepetible. Por el otro, el logro de haber superado el mayúsculo reto de organizar la vuelta más larga de la historia incrementan el sentimiento de orgullo y la expectación.
Así pues, los ciclistas de categoría junior salían desde la plaza del Ayuntamiento en dirección a la Rochapea, para rodar hacia Arazuri y pueblos de la zona. Allí les esperaba el penúltimo puerto de la prueba, el Alto de Orendáin, donde se decidiría el gran premio de la montaña. La diferencia de 16 puntos conseguida por el navarro Mikel Uncilla parecía más que suficiente para asegurarse el maillot, y en esta subida se sentenció la clasificación.
En la bajada el pelotón se dirigió a los pueblos de Artajona, Larraga o Mendigorría, como ya hicieron las chicas el lunes. La meta volantede Mendigorría decidió el segundo maillot de la tarde, donde Oriol Alcaraz y Unax Olano tenían las mejores opciones para llevárselo. Finalmente, fue Unax Olano, ciclista del equipo Limousin-Oriako, quien consiguió decantar el segundo premio de la tarde. Pocos kilómetros se tuvieron que esperar para disfrutar del tercer desenlace de la Vuelta a Pamplona: el esprint especial de Artajona. En este caso,las distancias estaban mucho más apretadas, ya que Gari Ugarte, el mencionado Alcaraz y Jose María Mompean llegan empatados a tres puntos. La igualdad era tal que se formó un cuádruple empate que se terminó decidiendo en el esprint final, el cual se llevó Ugarte.
A partir de ahí, con varios premios decididos, la atención se focalizó en la disputa por el liderato de la general. Por delante, casi 60 km que les separaban del Caballo Blanco y unas diferencias casi inexistentes. Quien golpease, se llevaba la carrera y la vuelta. Parecía que la general iba a estar entre los tres primeros, pero fue Bernardo Gastón quien se escapó a falta de 10 kilómetros. La huida, en la que intentaron participar alguna unidades más, estuvo a punto de ser neutralizada por el pelotón, pero solo logró acercarse.
En una apasionante cuesta hacia Caballo Blanco de 850 metros todo estaba por decidirse. La regularidad, la etapa o la general, entre otros. La etapa se la llevó Miquel Morales, ciclista del club cántabro Bathco, equipo que ha mostrado un gran poderío en esta prueba. En esa lucha final el argentino Bernardo Gastón logró mantener una ligera distancia respecto al resto. Mikel Uncilla trató de dejar el alma en la cuesta para lograr la general, pero cruzó la línea de meta a 7 segundos del argentino, al que le sacaba una ventaja de 6. Por lo tanto, el ciclista navarro estuvo a tan solo un segundo de lograr el liderato, y rozó la gloria en un amargo desenlace.
La séptima etapa de la Vuelta a Pamplona fue, sin lugar a dudas, la más emocionante de todas, y el esfuerzo de todos los ciclistas a lo largo dE los 118 kilómetros de la etapa fue de admirar. A una prueba tan bonita, con tanta alternancia de lideratos y una general tan apretada, no se le podía añadir un colofón mejor. Pena por el desenlace para el navarro Uncilla, que fue el gran protagonista de los cuatro días.