El cisplatino es una quimioterapia indicada para combatir los tumores en muchos tipos de cáncer pero tiene importantes efectos secundarios, especialmente la toxicidad renal. Ahora un equipo investigador internacional ha identificado un fármaco que podría cambiar esta situación, según publican en el 'Journal of Clinical Investigation'.
Además de esta toxicidad, que puede provocar una insuficiencia renal aguda, los pacientes tratados con cisplatino también suelen manifestar altos niveles de dolor neuropático. El nuevo estudio ha comprobado que la istradefilina, que ya está aprobada para la enfermedad de Parkinson, podría no sólo reducir los efectos nocivos del cisplatino, sino también mejorar sus propiedades antitumorales.
El equipo investigador, integrado por científicos del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (Inserm), la Universidad de Lille, el Hospital Universitario de Lille, el CNRS y el Instituto Pasteur de Lille, en el marco de los laboratorios CANTHER y Lille Neuroscience & Cognition, en colaboración con investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (Estados Unidos), advierten de que estos hallazgos deberán confirmarse ahora en un ensayo clínico.
El cisplatino es un quimioterápico utilizado para tratar varios tipos de cáncer, en particular los de pulmón, ovario y testículos. Aunque su eficacia antitumoral está demostrada, el cisplatino provoca efectos secundarios. Entre ellos se encuentran el dolor intenso (neuropatía periférica) y el daño renal, que en un tercio de los casos provoca una insuficiencia renal aguda. Actualmente, no hay soluciones eficaces para limitar los efectos secundarios de los pacientes expuestos al cisplatino.
Este trabajo internacional, dirigido por Christelle Cauffiez, David Blum y Geoffroy Laumet, ha identificado ahora una molécula que reduce los efectos secundarios inducidos por el cisplatino, al tiempo que preserva o incluso potencia sus propiedades antitumorales.
Los científicos se centraron en un fármaco llamado istradefilina, que ya está aprobado en Estados Unidos y Japón para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Biológicamente, este compuesto bloquea los receptores de adenosina en la superficie de las células.
El equipo de Blum, que trabaja en enfermedades neurodegenerativas, había observado previamente un aumento de la densidad de estos receptores en los cerebros de pacientes con demencia, un fenómeno implicado en el desarrollo de estas enfermedades. Curiosamente, el equipo de Cauffiez también observó un aumento comparable de los receptores de adenosina en los riñones, bajo la exposición al cisplatino.
Teniendo esto en cuenta, los científicos decidieron unir fuerzas con el laboratorio de Laumet, especialista en el dolor neuropático inducido por el cisplatino, para probar el impacto de la istradefilina para mitigar los efectos nocivos del cisplatino.
Sus experimentos, llevados a cabo en modelos animales y celulares, apuntaron efectivamente a un papel beneficioso de la istradefilina. En ratones expuestos al cisplatino, la molécula no sólo redujo los daños renales, sino que también evitó el dolor neuropático.
Además, la capacidad del cisplatino para reducir el crecimiento de los tumores aumentó en los animales que recibieron istradefilina, efecto que se confirmó posteriormente en modelos celulares.
Sin embargo, antes de considerar la aplicación generalizada de este enfoque terapéutico a los pacientes con cáncer, estos hallazgos deben consolidarse primero mediante la organización de un ensayo clínico riguroso. El hecho de que la istradefilina ya se utilice en humanos para tratar otra enfermedad constituye ya una perspectiva interesante.
"De hecho, ya tenemos muchos datos clínicos que demuestran que esta molécula es segura. Si bien es necesario realizar un estudio clínico para comprobar su eficacia en la reducción de los efectos secundarios de la quimioterapia, la posibilidad de reposicionamiento terapéutico es una perspectiva prometedora para mejorar la atención a los pacientes a corto plazo", señalan los investigadores.