El microondas es un electrodoméstico que está presente en la mayoría de los hogares y que resulta muy útil. Permite agilizar determinadas tareas en la cocina y nos ahorra la molestia de fregar más de un cacharro.
Hace unos años para calentar la leche había que ponerla en un cazo al fuego, esperar unos minutos y luego servirla en el vaso. La llegada del microondas supuso una gran revolución, ya que bastaba con meter directamente el vaso de leche al microondas y en solo unos segundos ya lo teníamo listo.
Este invento es obra del científico Percy Spencer y su origen se sitúa en Estados Unidos en el año 1945. Hasta los años 80 no llegó a España y su uso se popularizó a finales de los 90.
Sobre el microondas ha planeado siempre una leyenda negra que hacía referencia a que la exposición continuada a las ondas electromagnéticas que utiliza para su funcionamiento podía causar cáncer. Sin embargo, este extremo ha sido desmentido tanto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como por otros expertos que aseguran que, haciendo un buen uso de él, no es nocivo para la salud.
Uso moderado
Henri Joyeux, cirujano oncológico francés y especialista en nutrición, advierte, no obstante, de que se trata de un aparato que debe ser utilizado con moderación, puesto que mal usado puede causar algún que otro problema de salud.
El experto explica que este electrodoméstico puede provocar cambios en los aminoácidos de los alimentos a nivel estructural y, como consecuencia, modificar los péptidos y las proteínas haciendo que sean más difíciles de absorber. Además, al calentar un alimento en el microondas la L-prolina (aminoácido) se convierte en D-prolina, que es neurotóxica y perjudicial para el riñón y el hígado.
Este cirujano advierte de que el mayor riesgo que encierra el microondas se sitúa en su función de descongelar, ya que si el alimento no es de buena calidad desde el punto de vista bacteriológico, sus gérmenes y bacterias se pueden multiplicar y suponer un peligro para la salud.
Alternativa
Así pues, aunque los expertos sostienen que se trata de un aparato seguro, hay otro electrodoméstico con una función similar que está ganando terreno y que puede llegar a desbancarle. Se trata del horno de convección, un sistema que calienta los alimentos a través del aire generado en su interior por unos ventiladores.
De esta forma el calor se distribuye de forma homogénea por todos los rincones del aparato, lo que permite que tanto la temperatura como la cocción de los alimentos sea uniforme. Así, estos no se queman, se doran por fuera y quedan tiernos por dentro.
El horno de convección, además, puede utilizarse en lugar del horno convencional, puesto que cocina más rápido y permite un ahorro de energía de hasta un 80%. Sin embargo, hay que decir que no es apto para todo tipo de recetas y en muchos casos, respecto a los tiempos y la temperatura del horno convencional, hay que realizar algún tipo de ajuste.
Puedes encontrar el horno de convección en diferentes versiones: multifunción, pirolítico, con limpieza de vapor, combinado con microondas o compacto. Cada uno tiene sus funciones y sus peculiaridades, que son importantes a la hora de tener en cuenta el uso que le queremos dar.
Sin embargo, pese a ser muy completo, el horno de convección no te servirá para algo tan básico como calentar tu taza de leche. Si lo que quieres es prescindir totalmente del microondas, puedes volver a calentarla en el cazo o, si no, utilizar un posavasos calentador, una buena opción si lo que quieres es manchar lo justo.