Jarro de agua fría en Miribilla. La derrota forma parte de la vida del boxeador profesional, pero no por ello deja de ser inesperada en ciertas ocasiones. Kerman Lejarraga (34-3-26ko) perdió anoche en Bilbao frente al inglés James Metcalf (23-2-14ko) en una igualada pelea que se resolvió por las cartulinas, tras decisión unánime de los jueces (97-94|96-95|96-94), en la que el inglés se adjudicó el cinturón continental superwélter de la WBA y una posición de privilegio en las listas mundiales de la categoría, el billete para pelear por cotas mayores.
Kerman ya lo había advertido en la previa: "De todos los sparrings que he tenido, es con el que más he sufrido". Sin embargo, a priori, Lejarraga partía como favorito. El de Morga llegaba lanzado al pleito, tras seis victorias consecutivas, y después de ocho semanas entrenando en Las Vegas, en el desierto de Nevada, en el gimnasio dirigido por toda una institución como es el cubano Ismael Salas. Las expectativas eran altas y la velada pintaba a noche mágica, pero acabó siendo amarga.
El pabellón bilbaíno se vino abajo con la entrada del púgil vizcaíno, a ritmo del Jo ta Ke de Su Ta Gar y el clásico Kerman! Kerman! retumbó por todo el pabellón. El enfervorecido ambiente no pareció afectar al púgil de Liverpool, de 33 años, apodado Kid Shamrock, todo un guerrero con hechuras de púgil curtido en mil batallas y viejo conocido de las sesiones de sparring de Kerman, que demostró tenerle bien estudiado, lo que le permitió contrarrestar bien las acciones del boxeador vizcaino y controlar el riesgo de la dinamita que esconden sus puños.
Lejarraga entró al combate con su mejor carta de presentación. Ese jab que es como un martillo pilón y que cuando impacta de lleno en sus rivales, muchos sueñan con que termine pronto. Durante los primeros cruces de guantes, Kerman se mostró tranquilo, protegiéndose y soltando de vez en cuando su contundente derecha. Una de esas impactó sobre el rostro del inglés a modo de bienvenida. Mientras tanto, Metcalf lanzaba peligrosos contragolpes. Cautela en un primer intercambio de impresiones.
Desde la distancia, Lejarraga trató de llevar a cabo su trabajo de demolición con golpes rectos, alternando su jab entre el rostro y el cuerpo del inglés. Buscaba minar la energía de su oponente, que se movía constantemente para evitar ser presa fácil. En el tercer asalto llegó el primer susto para la parroquia bilbaina con una caída de El Revólver tras un golpe en el lateral de la cabeza provocado. Se levantó de inmediato el púgil vizcaino, pero al término del asalto su pómulo derecho marcado indicaba la guerra iba a ser larga y no precisamente sencilla.
En el cuarto asalto Lejarraga salió decidido a talar el árbol, castigando el cuerpo del inglés con potentes rectos. La refriega se fue caldeando y en el intercambio de golpes el de Liverpool enseñó su derecha. Nuevo aviso. El quinto y sexto asalto hicieron mella en los rostros de ambos púgiles, llegando incluso a producirse un choque fortuito de cabezas en una batalla sin cuartel.
La pelea encaró los tres últimos asaltos con máxima igualdad. Todo estaba en el aire y entonces, primero una izquierda y después un uno-dos de Kerman, desataron el júbilo en el graderío, que entonó el grito de guerra: ¡Au au au!. Parecía que Lejarraga apostaba por subir la intensidad, mientras el público anhelaba esas peligrosas combinaciones que suelen acabar con un mortífero gancho al hígado, pero entonces una derecha del inglés impactó en el rostro del vizcaíno. De nuevo incertidumbre.
Llegó el momento decisivo de la pelea y las manos del inglés conectaron con el rostro del de Morga, cuyos pómulos presentaban una notable inflamación. También Metcalf sentía el castigo. Kerman controlaba el centro del ring, pero no lograba conectar su serie letal, la definitiva. El inglés se fajó bien, bloqueando los golpes, con movilidad y conectando manos.
Sonó la campana, décimo y último asalto. Miribilla se vino abajo. Kerman se lanzó con todo. Un uno-dos en busca de terminar el pleito antes del límite. El inglés también reaccionó, conscientes ambos de que una mano podía ser decisiva. No fue así y el pleito se dilucidó a los puntos. Pelea cerrada. Difícil tarea para los jueces que acabaron decantándose por el inglés. Lejarraga se anota su tercera derrota profesional.
RESTO DE COMBATES
Además del combate estelar, la capital vizcaina vibró con una apasionante velada de boxeo que tuvo otros destacados enfrentamientos como el combate de semifondo entre coaspirantes al título de Europa del peso Mosca, Jairo Noriega y Ángel Moreno. Noriega se impuso por decisión unánime y se proclamó campeón de Europa en una auténtica guerra entre los dos púgiles que brindaron un gran espectáculo. Noriega envió a la lona en dos ocasiones a un combativo Moreno que se repuso y llevó el pleito hasta el final a base de casta y orgullo. Otro de los pleitos de la noche fue el de Jon Míguez (17-0, 8ko), aspirante oficial al título europeo del peso wélter, frente al británico James Moorcroft. The Good Boy derrotó a su oponente en el sexto asalto por KO técnico después de un brillante trabajo de demolición durante los cinco asaltos previos, combinado ángulos y cambios de guardia, para finalizar con un gancho al hígado. El getxoztarra fue destruyendo poco a poco a su rival, entrando en la distancia corta, y demostrando que tiene un futuro prometedor por delante. Asimismo, Fran Mendoza derrotó tras ocho asaltos por decisión unánime (80-72/80-72/78-74) al nicaragüense Alexander Mejía, mientras que Rikar Urrutia perdió frente a Saul Luna por decisión mayoritaria en categoría superligera. Además, la inglesa Rhiannon Dixon se impuso por decisión unánime en el peso ligero a Mahjouba Oubtil.