La festividad del patrón de Pamplona este lunes ha quedado deslucida por la suspensión de la mayoría de los actos programados por el Ayuntamiento como consecuencia de la intensa nevada caída en las últimas horas.
Sólo se ha celebrado la misa por la mañana en la iglesia de San Saturnino, a la que han acudido representantes de todos los grupos municipales a excepción de Bildu, y por la noche en el teatro Gayarre el concierto extraordinario de zarzuela, que por lo visto tiene un público muy fiel en la ciudad después de 17 años con la misma propuesta musical a cargo de La Pamplonesa.
Desde el domingo era conocido que los gigantes y cabezudos no iban a salir y tampoco la procesión, a la que acuden los corporativos en Cuerpo de Ciudad.
Los primeros en conocer la suspensión fueron los integrantes de la comparsa y después los concejales.
Fue el propio alcalde Enrique Maya el encargado de confirmar a sus compañeros de corporación que los actos quedaban suspendidos.
Aunque era lo previsibe dada la intensidad de la nevada que estaba cayendo el domingo por la mañana, no es lo habitual tomar esta decisión con tanta rapidez.
De hecho, el procedimiento normal siempre ha sido que los integrantes de la comparsa y los participantes en la procesión conozcan la decisión el mismo día, pero este año la supieron de víspera, lo que de paso supone un ahorrillo para las cuentas municipales –tan necesitadas ahora sin la Carta de Capitalidad como no para de repetir el alcalde– al no tener que pagar las correspondientes dietas.
La peor parte, desde luego, se la han vuelto a llevar los txikis. La verdad se que no es justo. Han vuelto a reabrir las discotecas, los campos de fútbol y las canchas de basket, bares y restaurantes, cines y teatros, pero no hay manera con la Comparsa de Gigantes y Cabezudos.
Desde hace dos años no bailan por las calles de Pamplona. Primero por la pandemia y ahora por la nieve, lo que tampoco resulta demasiado alivio a la vista de cómo marchan los contagios en esta sexta ola.
La última vez que la comparsa actuó fue precisamente con motivo de la festividad de San Saturnino en 2019.
Ese día amaneció con un sol espléndido, algunas nubes sobre la vieja Iruña y las calles del centro con mucha gente.
En la plaza Consistorial no cabía un alma. Cientos de críos se colgaban de los hombros de sus padres, madres o abuelos para no perder detalle de las piruetas de Joshemiguelerico y Joshepamunda; de Toko-Toko y de Braulia; de Sidi Abd El Mohame y Esther Arata; de Selim-Pia El Calzao y Larancha-la. Fue una auténtica gozada.
Hoy la plaza estaba casi vacía. No se oían los lloros ni había carreras ante las cabezas grandes de Barbas, Patata, Verrugón, Coletas, Caravinagre y Napoleón, los 'temidos' kilikis de la comparsa. Habrá que esperar un poco más para verlos a todos juntos otra vez, pero ese día llegará. Seguro.
Unos cuantos corporativos han atravesado la plaza Consistorial vestidos con el traje oficial a las 11 horas con destino a la parroquia de San Saturnino y 60 minutos después han vuelto el edificio consistorial una vez terminada la misa.
La celebración religiosa ha contado con las voces del Orfeón Pamplonés y la Coral de Cámara de Pamplona.
Por la tarde, los concejales tienen una cita con la comida que tradicionalmente realiza la corporación en este día, a la que pueden asistir con un acompañante.
Después, se inaugurará el belén municipal instalado en el zaguán de la Casa Consistorial, donde también estarán presentes las figuras iluminadas de Olentzero y los Reyes Magos.
A las 20 horas, en el Teatro Gayarre, La Pamplonesa y la soprano pamplonesa Andrea Jiménez interpretarán una selección de las 'Romanzas para soprano' más importantes, alternadas con las principales oberturas y preludios del género, bajo la dirección de J. Vicent Egea.