Después de cinco intensos días de celebraciones, en Irurtzun tocó entonar el ¡Pobre de mí!, un día de despedidas, especialmente sentida entre los y las txikis. Y es que ayer también dijeron adiós Amaia, Gartzia Ximenez, Petronila y Teodosio de Goñi, los gigantes de la Comparsa de Irurtzun, y sus inseparables cabezudos. Después de dos años sin fiestas, lo hicieron a lo grande, acompañados de las figuras de las comparsas de Lekunberri-Larraun y Azpilagaña.
El caso de la Comparsa de Lekunberri-Larraun es diferente, con el ímpetu de los inicios, no en vano echó a andar en 2020, en plena pandemia. “Estamos 14 porteadores aunque por vacaciones de algunos, hoy han venido otros cuatro de Irún, a quien agradecemos su ayuda. También a la de Irurtzun por lo bien que nos ha tratado”, observó Joseba Jokin Ordoki, uno de los impulsores de esta comparsa que da vida a Malloa, Larraun, Napar y Larrain, los cuatro gigantes, junto a sus kilikis: Gaztaundi, Arotza y Elutza.
NUEVOS AIRES
De llegar a contar con cerca de medio centenar de personas, en Irurtzun se tocó fondo en las últimas fiestas, en 2019, cuando en el cohete no se pudo sacar Gartzia Ximenez por falta de porteadores, a pesar de diferentes llamamientos. Pero tras dos años sin fiestas había ganas y un grupo de jóvenes, padres en su mayoría, han entrado en la comparsa con energías renovadas. “Son unos 15 porteadores. Estas fiestas hemos andado bien pero justos”, observó Amaia Albizu, una de las coordinadoras de esta comparsa que el próximo año cumplirá cuatro décadas de ilusión y magia en Irurtzun. Lo cierto es que las fiestas de este pueblo no serían las mismas sin sus gigantes y sus cabezudos, Conguito, Bruja, Abuelo y Demonio que ayer mostraron su cara amable, con apretones de mano y lanzamiento de caramelos.