La Policía Nacional ha detenido en Móstoles (Madrid) a un hombre acusado de agredir sexualmente a al menos diez mujeres con las que había concertado una cita a través de la aplicación de contactos Tinder, en la que se creaba perfiles falsos y exigía a sus víctimas encontrarse en un domicilio a oscuras.
El presunto autor de los hechos, un hombre español de 43 años, marcaba esa y otras condiciones con la premisa de "mantener un contacto sensorial donde incrementar los sentidos y dejarse llevar", según ha informado este jueves la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
Sin embargo, lo que pretendía era esconder su rostro para cometer sus fechorías, además de ocultar la psoriasis que padecía en su piel y que le afectaba a la cara, por lo que la Policía denominó a esta investigación la operación Escamas.
Una vez se encontraba con las mujeres con las que había contactado, el varón, que no tiene domicilio ni empleo conocido, abusaba sexualmente de ellas, llegando a violar a la primera víctima que denunció los hechos.
La investigación se inició el pasado mes de febrero, cuando esa mujer relató a los agentes que un varón con el que había quedado en un domicilio a través de Tinder le había agredido sexualmente en dos ocasiones.
El agresor le había puesto previamente las citadas condiciones, y adoptó una actitud violenta cuando la víctima, en mitad del encuentro, trató de alumbrarle con la linterna de su teléfono móvil.
Los agentes pusieron especial atención en los requisitos que el hombre impuso a la hora de quedar con la víctima, que se basaban en tener una cita en un sitio de confianza y totalmente a oscuras para, supuestamente, mantener un contacto "sensorial", dejarse llevar y, finalmente, verse las caras, hecho que nunca ocurría.
Durante la investigación se consiguió localizar a otras dos víctimas que no habían denunciado los hechos, por lo que los agentes sopesaron que podría no tratarse de un hecho aislado.
La identificación del autor de los abusos y agresiones sexuales era de notable dificultad, ya que, entre otras medidas de seguridad, bloqueaba los teléfonos de las víctimas, facilitaba domicilios falsos y las denunciantes, a las que en ocasiones robaba dinero y otros efectos, no habían llegado a verle el rostro.
Además, utilizaba perfiles falsos sobre los que construía "vidas paralelas" de forma premeditada para engatusar a centenares de usuarias de Tinder.
Finalmente, el dispositivo policial desplegado para su localización tras la primera denuncia se saldó con su detención el pasado mes de marzo en el municipio madrileño de Móstoles.
Tras su arresto, los agentes le encontraron dos teléfonos móviles donde figuraban más de 400 contactos de chicas con las que podría haber mantenido algún tipo de contacto, todos ellos bloqueados.
Entre esas identidades la Policía ha dado en los últimos meses con siete chicas que pretendían denunciar las agresiones que supuestamente sufrieron por parte del detenido, que en la actualidad se encuentra en libertad.
La investigación continúa abierta, ya que no se descarta que existan más mujeres que hayan sufrido hechos similares.