Dos hermanos de 24 y 27 años han sido detenidos en Lloret de Mar (Girona) como presuntos autores de varias estafas hechas con billetes falsos por un importe total de 2,5 millones de euros, engaños para los que se hacían pasar por empresarios con experiencia en inversiones inmobiliarias deseosos de comprar criptomonedas y artículos de lujo.
La investigación de este caso, en el que han colaborado los Mossos y la Policía Nacional, comenzó cuando la policía catalana detectó en los últimos meses un aumento de denuncias relacionadas con el procedimiento de estafa denominado RIP DEAL, que consiste en el cambio de billetes de curso legal por otros falsos. Los agentes atribuyen a los detenidos cinco estafas hechas con ese sistema.
La policía catalana informa en un comunicado de que el Área Central de Delitos Económicos de los Mossos detectó el citado incremento de denuncias y el estudio de cada uno de los casos reveló un patrón que condujo a un clan familiar.
Los detenidos, dicen los Mossos, "son profesionales en estafas con este método" y no residían demasiado tiempo en el mismo lugar. En esta ocasión, la investigación permitió localizarlos en Lloret de Mar.
Los hermanos, explica la policía, movían rápidamente el dinero que obtenían de las estafas y se deshacían de los objetos que pudieran incriminarlos en caso de detención.
La policía, durante la investigación, conoció una sexta estafa relacionada con la compra de criptomonedas en Valencia, por lo que se creó un equipo conjunto con la Policía Nacional, trabajo que finalmente permitió la detención de los hermanos en un domicilio de la citada localidad gerundense el pasado 12 de abril.
Los detenidos, con antecedentes policiales por hechos similares, pasaron a disposición judicial los días 13 y 25 de abril, y quedaron en libertad con cargos y retirada de pasaporte.
Los dos hermanos contactaban con las víctimas a través de anuncios o aplicaciones de mensajería. Para la estafa elegían personas que mostraban interés en cambiar criptomonedas por divisas fuera de los circuitos convencionales. A veces los cambios se hacían con joyas, artículos de lujo o dinero en efectivo.
Mostraban ante sus víctimas interés en hacer grandes inversiones, para lo que se hacían pasar por empresarios de éxito, portaban ropas caras y objetos de lujo, y se alojaban en hoteles costosos.
Además, se hacían cargo del coste de las primeras comidas que mantenían como reuniones de trabajo para impresionar a las víctimas.
Antes de cerrar el trato de compra o inversión, planteaban a sus víctimas la posibilidad de hacer un intercambio de moneda en efectivo, de billetes de valor facial de 500 euros por otros más pequeños, de 200, 100 o 50, o criptomonedas u objetos de valor.
A las víctimas les ofrecían, además, quedarse hasta con un veinte por ciento de la operación en concepto de comisión.
Sin embargo, cuando los estafadores convocaban a las víctimas en un reservado de hotel o en un centro de negocios para hacer el intercambio de los billetes, en algún momento de la reunión se producía el cambio de los billetes reales por las fotocopias que acababan recibiendo los estafados.