Día de la discapacidad: Jorge y Josu, dos jóvenes "echados para adelante" en el mundo laboral

Eso de ser un “echado para adelante” no se dice de cualquiera. Si a Josu del Valle y a Jorge Riaño no paran de repetírselo por algo será. Para estos dos jóvenes el día podría durar más de 24 horas porque quedarse quietos no les gusta demasiado. Tampoco le suelen “poner puertas al campo”, así que todo rema a favor.

Ambos colaboran con Lantegi Batuak, organización que diseña itinerarios personalizados para la inclusión laboral. “Utilizamos los planes de apoyo individual y la formación para capacitar a las personas”, explica el responsable de desarrollo sociolaboral de Lantegi Batuak, Fernando Martín.

Jorge vive muy cerca de Balmaseda con sus padres. De lunes a viernes se tiene que levantar a las seis de la mañana. “Tiene que” porque lo hace para ir a trabajar y el trayecto no es corto. Su aita le acerca con el coche para llegar al bus del que se baja en la Plaza Moyúa. A las nueve empieza su labor en la clínica dental IMQ frente al parque de Doña Casilda. “Hasta que llego tengo un paseo… ¡¡Paseo!!”, remarca.

Jorge trabaja en la clínica desde hace poco más de un año. Higieniza y esteriliza herramientas, ayuda a buscar y ordenar los historiales de los pacientes y se encarga de que no falte ningún tipo de material. “Aquí estoy como en mi casa. Mis padres y mi hermana me han ayudado mucho. Mis compañeros y Laura también”, cuenta mientras mira a Laura Cadau, preparadora del programa de empleo con apoyo de Lantegi Batuak. “Agradecido sí, pero nunca pelota”, aclara el joven. “Jorge ha encajado perfectamente en la consulta. Se desenvuelve de maravilla y en la plantilla se ha integrado mejor imposible”, corrobora Javier Palacios, director asistencial de las clínicas dentales de IMQ.

Jorge ya había pasado antes por otros puestos. En el taller de Lantegi Batuak de Etxebarri realizaba montajes eléctricos. Después desempeñó labores de logística y almacenaje en otro centro situado en Zalla. Recuerda que eran algo más aburridos en comparación a su actual empleo, pero subraya que “le encantaba utilizar la transpaleta”. Gracias a estas experiencias previas sabe que “para aprender, tiempo al tiempo”.

No todo en esta vida iba a ser trabajar y eso lo tiene muy claro. Tiene una sobrina de 5 años, Ibi, que nombra en cuanto tiene la oportunidad y a quien va a buscar a la salida del cole cuando puede. Su pasión es el fútbol y juega en el Gorabide, equipo de fútbol sala. Dejó el gimnasio y ahora su intención es darle duro a la natación.

Jorge es una de las 27 personas de Lantegi Batuak que en 2021 obtuvieron un empleo en la empresa ordinaria. “Hay personas que pueden tener una expectativa más ocupacional y otros, más enfocada al empleo”, explica Fernando Martín. “Independientemente de eso, el servicio ocupacional ayuda a estas personas a trabajar hábitos sin una exigencia productiva”, detalla.

Josu del Valle es de Erandio. Desde hace un año trabaja en un taller de electrónica en la sede de Lantegi Batuak de dicho municipio. “Cada día es un poco lo mismo, pero estoy muy contento”, dice. “Se atreve con todo, tiene ya mucho recorrido”, comenta Fernando Martín. Josu ha pasado por el servicio de limpieza en cocina de un restaurante bilbaino, “donde limpiaba cubiertos y servía algún que otro vino”. Tiempo después también trabajó en la lavandería de una empresa farmacéutica y, posteriormente, llevó a cabo una formación más intensa en soldadura y electrónica.

Al igual que Jorge, este joven lleva a cabo una jornada completa de lunes a viernes y también comparten pasión. Josu juega en el equipo de fútbol sala Gaude los lunes y los miércoles, mientras que los martes y los jueves los reserva al Athletic Genuine, donde juega desde 2019.

Seguir avanzando

Desde el área de desarrollo laboral de Lantegi Batuak observan que “seguimos un poco atascados” en lo que a inclusión social y laboral se refiere. Argumentan que desde la organización han manejado datos en los que se ha visto que “para conseguir un puesto de trabajo tenían que visitarse casi 300 empresas, por lo que hay otras 299 que te han dicho que no”, señala Martín.

Por ello, recalcan que es necesaria una mayor sensibilización de la sociedad, acompañada de una también mayor concienciación de las empresas. Asimismo reclaman que la legislación –que actualmente obliga a las empresas de 50 empleados o más a que un 2% sean trabajadores/as con discapacidad– “debería ser más ambiciosa en este sentido”.

Respecto a la reserva de plazas en los procesos de empleo público, Martín afirma que debería haber una adaptación. “Las personas con limitaciones intelectuales tienen muy complicado competir con otra que no tiene ninguna limitación intelectual, pero sí física”. Además, señala que las plazas que quedaban desiertas “se cubrían con personas sin discapacidad, lo cual pensamos que no es una buena práctica”.