La festividad de Santa Águeda es palabra mayores en Altsasu. Lo cierto es que el domingo r se pudo volver a ver el arraigo de esta fiesta, una celebración relacionada con la juventud que comienza en torno a la mayoría de edad y establece un vínculo, el de la edad, que marca para toda vida. Y se empieza a lo grande. Así, los protagonistas eran los quintos y quintas de este año, 56 jóvenes nacidos en 2004, 30 chicas y 26 chicos, que ayer realizaron la cuestación para sufragar cinco días de celebraciones. Y es que ayer se abrió un horizonte de cinco días y sus noches de fiesta, y encima, a costa de la generosidad de vecinos y vecinas. Para que coincida con fin de semana, los festejos continuarán el lunes y el martes, con descanso el miércoles y el jueves para volver el viernes y finalizar al día siguiente.
“Diru pixkat o un dinerico para los quintos”, repetían otra y vez cuando paraban a viandantes y automovilistas, los chicos bandeja en mano y las chicas con una pequeña cesta. No en vano, la puesta en escena de esta fiesta es importante, ellos vestidos de blanco, con dos pañuelos cruzados en el pecho y otros dos colgados del cuello. También llevaban el palo de Santa Águeda, una vara adornada con cintas de colores, bordadas o dibujadas, que sólo se saca el primer día. Las quintas iban con trajes de caseras.
Aunque solo se suele pedir el primer día, al caer la festividad de la mártir siciliana en domingo, este año se realizará una excepción y continuará el lunes. “Iremos a los centros educativos a bailar y a las tiendas y fábricas con las tortas”, apuntó, Asier Solís Alen, uno de los reyes junto con Nahia Imaz Pérez, Patxi Bergera Montes y Maitane Aguirre Martínez de Icaya, elegidos por la suerte el 6 de enero entre los y las jóvenes que se presentaron al sorteo en la plaza. Precisamente, uno de sus cometidos en encargarse de recoger las tortas y del dinero que iban depositando quintos y quintas en las alforjas de Pantxi, la burra que les acompañaba además de los txistularis. En esta comitiva también iban los boteros, Izei Martínez de Lagrán y Paula Urabayen. Cómo manda la tradición, en todas las paradas se bailó una jota y una porrusalda, a las que se unieron familiares y amistades.
La tarea se alargó hasta entrada la tarde. Después de recuperar fuerzas en una comida, a las 19.00 horas fueron los zortzikos, el baile imprescindible en las celebraciones de la villa y que deberán bailar, uno a uno, a lo largo de los próximos días. Para salir airosos lo han ensayado estas últimas semanas en el frontón.
También se volvieron a reunir otras quintas, con papel destacado las de 25 y 50 años de sus celebraciones, así como la que cumple 60 años en 2023. La primera, la de 1998, estaba formada por 37 chicas y 45 chicos, que lograron la mayor recaudación de la historia, 2.268.353 euros. Los reyes fueron Javier Zabala y Bittortxo Bengoetxea. Entonces no se elegía reinas pero el camino hacia la igualdad plena ya había comenzado. Ayer se volvieron a reunir 51 personas. Las quintas de 1982 y 1973 hicieron lo propio, con 62 y 65 comensales respectivamente. Muchas otras quintas, sobre todo las que están en edad de trabajar o estudiar, se volverán a reunir este próximo sábado