Cada 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una jornada dedicada a sensibilizar sobre esta enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. La diabetes es mucho más que tener niveles de azúcar en la sangre altos. Es una enfermedad metabólica compleja que, sin un control adecuado, puede llevar a complicaciones graves en el organismo. Su prevalencia ha aumentado significativamente en las últimas décadas, y su relación con el estilo de vida y la alimentación en las sociedades modernas es evidente. Con el tiempo, el control y prevención de esta enfermedad se han convertido en una prioridad de salud pública.
Juan del Arco, doctor en farmacia, explica para Onda Vasca en la sección semanal Farmacia al Día, que la diabetes se define como una condición en la cual "los niveles de glucosa en sangre están sostenidamente por encima de lo normal". La glucosa es una fuente de energía fundamental para las células del organismo, especialmente para las neuronas, que dependen únicamente de ella. Sin embargo, para que las células puedan usar esta glucosa, necesitan de la insulina, una hormona producida en el páncreas. Cuando el organismo no produce suficiente insulina o no la utiliza de manera eficiente, los niveles de glucosa en sangre permanecen elevados, y es entonces cuando se diagnostica la diabetes.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad metabólica en la que el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre se encuentra elevado de manera persistente. La glucosa es esencial para el organismo, ya que es la principal fuente de energía de las células, especialmente de las neuronas, que solo pueden utilizar glucosa como combustible. Sin embargo, para que las células puedan usar esta fuente de energía, necesitan de la insulina, una hormona producida en el páncreas. Cuando este proceso se ve alterado, el nivel de glucosa en sangre permanece alto, dando lugar a la diabetes.
En personas saludables, la glucosa se mantiene en rangos normales; sin embargo, en los pacientes diabéticos, los niveles pueden superar los 125 mg/dl en ayunas y llegar a ser superiores a 200 mg/dl en otras situaciones. "El problema es que se mantenga de forma sostenida por encima de unos niveles estándar", indica Del Arco. Existen tres tipos de diabetes que se diferencian por sus causas, desarrollo y tratamiento.
Tipos de Diabetes
Diabetes Tipo 1
Es de origen genético y suele presentarse en la infancia o juventud. En este tipo, el páncreas no puede producir insulina, por lo que el tratamiento es exclusivamente a base de insulina. "La diabetes tipo 1 no se puede prevenir", aclara Del Arco. Los síntomas de este tipo suelen ser más notorios y pueden incluir sed excesiva, aumento de la frecuencia urinaria y pérdida de peso.
Diabetes Tipo 2
A menudo asociada al envejecimiento y a hábitos de vida poco saludables, la diabetes tipo 2 es el tipo más común y, a diferencia de la tipo 1, sí puede prevenirse. En sus fases iniciales, se caracteriza por una resistencia de las células a la insulina, lo que lleva al páncreas a producir más insulina de la habitual hasta que finalmente no logra compensar la resistencia, y los niveles de glucosa en sangre aumentan. "Evitar el sobrepeso y hacer deporte es una gran arma para prevenir" este tipo de diabetes, destaca Del Arco. En sus fases avanzadas, los pacientes pueden necesitar insulina además de otros tratamientos.
Diabetes Gestacional
Esta forma de diabetes aparece durante el embarazo en mujeres que no eran diabéticas previamente. Su diagnóstico es crucial, ya que puede afectar tanto a la madre como al bebé y, aunque suele desaparecer después del parto, las mujeres que la padecen tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.
Síntomas y diagnóstico
Históricamente, los síntomas más conocidos de la diabetes eran la sed excesiva y la frecuente necesidad de orinar, conocidos desde la época de Galeno. Sin embargo, hoy en día la mayoría de los casos se detectan a través de análisis de sangre rutinarios, ya que los síntomas pueden pasar desapercibidos.
Para confirmar la diabetes, además de las pruebas de glucosa en sangre en ayunas, se utiliza la prueba de hemoglobina glicosilada. "Esta prueba es la que realmente detecta la diabetes, porque la glucosa es variable, pero esta es muy estable", dice Del Arco. La hemoglobina glicosilada ofrece una "memoria" de los niveles de glucosa durante semanas o meses, permitiendo un diagnóstico más fiable.
Tratamientos
Los tratamientos para la diabetes varían según el tipo y el nivel de avance de la enfermedad. En la diabetes tipo 1, el tratamiento consiste en la administración de insulina, ya sea mediante bolígrafos de insulina o bombas automáticas. Del Arco destaca que "la insulinoterapia ha avanzado mucho", mejorando la comodidad y eficacia de la administración de insulina para estos pacientes.
En la diabetes tipo 2, los tratamientos pueden incluir medicamentos orales o, en casos avanzados, inyecciones de insulina. Un avance reciente es el uso de antidiabéticos inyectables, como la semaglutida, que "ayuda al páncreas a generar insulina" y también actúa en el control del apetito y la absorción de glucosa, explica Del Arco. Este tipo de medicación está demostrando ser muy eficaz, no solo para controlar la glucosa, sino también para ayudar a los pacientes a perder peso, algo fundamental en la prevención de complicaciones.
Complicaciones de la diabetes
La diabetes es una enfermedad que debe controlarse de manera constante, pues sus complicaciones pueden ser muy serias si no se gestionan adecuadamente. Entre las principales consecuencias de la diabetes a largo plazo se encuentran:
- Ceguera: La diabetes puede dañar los vasos sanguíneos de los ojos, lo que provoca problemas de visión e incluso ceguera.
- Daño renal: Los riñones también son susceptibles a los altos niveles de glucosa, lo que puede llevar a insuficiencia renal.
- Enfermedades cardiovasculares: Los vasos sanguíneos del corazón y el cerebro pueden deteriorarse, aumentando el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
- Pie diabético: Debido a una mala circulación y pérdida de sensibilidad en los pies, las heridas pueden convertirse en úlceras difíciles de curar, lo que en casos graves puede requerir amputación.
Según Del Arco, mantener la glucosa en niveles normales "puede evitar esas consecuencias a largo plazo" y permitir que las personas diabéticas disfruten de una vida con buena calidad.
Prevención y consejos de estilo de vida
Para prevenir la diabetes tipo 2, mantener un peso saludable es fundamental, ya que el sobrepeso y la obesidad aumentan considerablemente el riesgo de desarrollarla. Del Arco recomienda combinar una dieta balanceada con actividad física, destacando que "el ejercicio combinado con la dieta es mucho más eficaz que solamente la dieta". Además, sugiere limitar el consumo de azúcares y carbohidratos rápidos, que son comunes en muchos alimentos procesados.
En conclusión, la diabetes es una enfermedad en auge que requiere atención, prevención y un control adecuado. Si bien es una condición crónica, llevar una vida activa, seguir una dieta saludable y realizar un seguimiento médico adecuado permite mantener la diabetes bajo control y evitar sus complicaciones más severas. Con un manejo adecuado, las personas diabéticas pueden disfrutar de una vida plena y saludable.